El día en que estuvimos a punto de morir

El día 26 de septiembre de 1983 pudo pasar a la historia como el Día del Fin del Mundo. Si hubiera quedado alguien a quien contar la historia. Porque ese día el mundo estuvo a muy poco de vivir una escalada atómica que nos habría llevado a una terrible y total destrucción.

El desastre estuvo muy cerca. Y fue la decisión de un solo hombre la que nos salvó.

En 1983 el planeta entero era escenario del enfrentamiento entre Estados Unidos y la Unión Soviética. La Guerra Fría se libraba en todo el planeta. El 1 de septiembre de ese año varios jets soviéticos habían interceptado y derribado el vuelo 007 de Korean Air, cuando sobrevolaba espacio aéreo restringido. Era un vuelo civil, un boeing 747 con 269 pasajeros a bordo, entre ellos el congresista estadounidense Larry McDonald. Murieron todos los pasajeros y la tripulación. La tensión entre las superpotencias subió al máximo. Y el KGB llegó a avisar, según la CNN, de una posible e inminente guerra nuclear.

En esas estaba el mundo cuando ese mismo mes, el día 26 de septiembre, sonó la alarma en el Centro Soviético Serpukhov-15. Desde este búnker se realizaba el seguimiento de los satélites OKO (Ojo, en ruso). Era un sistema de defensa temprana anti-misiles que debía identificar cualquier lanzamiento dirigido a la Unión Soviética. Y ese día avisó de un lanzamiento de misiles proveniente de Estados Unidos.

El 26 de septiembre de 1983 el oficial al mando del búnker Serpukhov-15 era Stanislav Petrov.

Stanislav Petrov

Las órdenes que tenía Stanislav Petrov eran muy claras. Todo lo que tenía que hacer era llamar a sus superiores por el teléfono directo e informar de la alarma. Eso, en aquel contexto, equivalía a iniciar una guerra nuclear.

¿Qué habrías hecho tú? ¿Habrías seguido las órdenes?

Seguramente, si ahora te lo puedes plantear es porque Stanislav Petrov tomó la decisión de desobedecer.

Y no debió ser nada fácil, porque la alarma sonó cinco veces, avisando de otros tantos misiles diferentes que se dirigían a la Unión Soviética. El ordenador avisó claramente de “ataque con misil”. Y unos minutos después avisó de otro. Y de otro. Y de otro.

El desarrollo de los satélites OKO había comenzado a principios de los años 70 y Petrov tuvo en cuenta en aquellos momentos que el sistema era muy nuevo todavía y que había tenido fallos. Además el radar de tierra no había corroborado la información. Así que decidió esperar y no informó a sus superiores.

Esta decisión salvó el mundo porque después se descubrió que había sido una falsa alarma. No eran misiles. Eran rayos de sol. El sistema había identificado como un ataque de misiles lo que en realidad eran simples rayos de sol sobre nubes a elevada altitud.

Se había producido una alineación entre los satélites y los rayos de sol, que con el equinoccio caían verticales, razón por la que se conoce a este suceso como “Incidente del equinoccio de Otoño”. Una extraña casualidad que pudo tener fatales consecuencias. Después se tomarían las oportunas medidas para que no se volviera a producir un error semejante.

Petrov salvó el mundo pero desobedeció órdenes. Sus superiores determinaron que tenía que haberles informado y ser ellos los que tomaran la decisión. Así que destituyeron a Petrov y lo asignaron a otro puesto inferior. Por supuesto no hicieron públicos los hechos y los mantuvieron en secreto. Así se hacían las cosas en la Unión Soviética.

Muchos años después, cuando ya había caído el Muro de Berlín y se había disuelto la Unión Soviética, Petrov recibió diferentes premios por evitar una guerra nuclear.

 

Stanislaw Jewgrafowitsch Petrow, Dresden 2013.jpgEn 2004 recibió el Premio de la Association of World Citizens (Asociación de Ciudadanos del Mundo). El Senado australiano le galardonó en 2004. En 2006, fue objeto de un homenaje en las Naciones Unidas y la Asociación de Ciudadanos del Mundo le entregó un segundo premio.

En 2011 los alemanes le otorgaron el Premio Alemán de Medios, que reconoce contribuciones significativas a la Paz Mundial. En Dresde fue galardonado con el Premio “Dresden Preis” en 2013.

Cuando preguntaron a Petrov por qué había decidido ignorar la alarma contestó que “nadie empieza una guerra nuclear con sólo cinco misiles”

En 2014 el director Peter Anthony realizó un documental contando la historia,“The Man who saved the world”, en el que intervinieron Kevin Costner, Robert de Niro y Matt Damon. Y el propio Stanislav Petrov que actualmente vive retirado en Rusia. Os dejo el trailer.


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