Sputnik
59 años de la conquista del espacio

Hace hoy justamente 59 años, un extraña bola de aluminio de 58 cm de diámetro y 83 kg de peso de la que emergían cuatro largas antenas de casi 3 metros de longitud, salió de la Tierra rumbo al espacio y se quedó orbitando la Tierra a una distancia de 938 km en su apogeo y 214 km. en su perigeo.

Se le había puesto el nombre de Sputnik 1 y fue el primer satélite construido y puesto con éxito en órbita alrededor de nuestro planeta. Allí estuvo durante 92 días.

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El Sputnik 1 fue lanzado el 4 de octubre de 1957 por la Unión Soviética desde el Cosmódromo de Baikonur.

Envió a la Tierra por radio datos sobre la densidad de las capas altas de la atmósfera y la propagación de ondas de radio en la ionosfera. El interior de la esfera estaba relleno de nitrógeno a presión para detectar posibles impactos con meteoritos en su superficie (lo que producirían una pérdida de presión que podría ser detectada)

El 3 de enero de 1961 cayó atrapado la gravedad terrestre después de completar 1 400 vueltas alrededor de la Tierra.

Fue el principio de una gran aventura. Le seguiría el Sputnik 2, que además, llevaba un ser vivo en su interior: la perrita Laika.


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Laika: la pequeña perrita de pelo rizado

Tal día como hoy, hace 58 años, la perrita Laika se convirtió en el primer ser vivo en viajar al espacio. Y en el primer ser vivo en morir fuera del planeta. Era el 3 de noviembre de 1957.

Un mes antes, el 4 de octubre de 1957 se había lanzado el Sputnik 1, el primer satélite que alcanzó la órbita terrestre. Muy pocos días después Nikita Jrushchov decidió que para conmemorar el aniversario de la Revolución Bolchevique, el 7 de noviembre, lo mejor era lanzar un segundo satélite al espacio. Los científicos tenían menos de un mes. Estábamos en plena Guerra Fría y la carrera espacial era un campo más donde americanos y soviéticos competían por llegar antes que el otro.

Sputnik2 vsm.jpg - "Sputnik2 vsm". Licensed under Public Domain via Wikimedia Commons

El Sputnik 2 era una nave de forma cónica, tenía 4 metros de altura, una base de 2 metros y varios compartimentos. Laika viajaba en el más grande y apenas podía estar de pie o tumbada. En los otros compartimentos se había instalado el instrumental científico, un transmisor de radio y un sistema de control del soporte de vida, que incluía un generador de oxígeno y un ventilador para regular la temperatura.

Se trataba de medir los efectos del viaje espacial en los seres vivos así que el instrumental incluía un contador Geiger y un espectrómetro para medir la radiación solar y rayos cósmicos. Los datos biológicos de la perrita (respiración, pulso y presión arterial) se transmitían por telemetría desde unos sensores insertados mediante cirugía. Laika estaba sujeta con correas y disponía de oxígeno y alimentos.

La perrita había sido recogida de las calles de Moscú. Los científicos rusos pensaron que un perro callejero, con una vida dificil, se adaptaría mejor a las condiciones del despegue. Se entrenaron tres animales y Laika fue la escogida para el viaje. Durante el entrenamiento se les acostumbró a comer gelatina, vivir en espacios muy reducidos y se les sometió a situaciones de estrés en centrifugadoras que simulaban las condiciones de ruido y movimiento del despegue.

Posta Romana - 1959 - Laika 120 B.jpg - "Posta Romana - 1959 - Laika 120 B" by scanned by user Neozoon. Licensed under Public Domain via Wikimedia Commons.

El nombre original de la perrita era Kudryavka, que en ruso significa “pequeña de pelo rizado”. “Laika”, el nombre con el que pasó a la historia y a la cultura popular era en realidad el nombre de su raza. Los científicos encargados del entrenamiento fueron Vladimir Yazdovsky y Oleg Gazenko. Tiempo después, el primero de ellos contaría como se la llevó un día a su casa para que jugara con sus hijos y pudiera de alguna manera tener un momento de felicidad antes de morir.

Desde el principio era un viaje sin retorno. Nunca hubo intención de hacerla volver y no había manera de que el Sputnik 2 regresara a la Tierra. Laika estuvo siempre condenada y en todo momento los científicos supieron que tenía las horas contadas.

Según la versión oficial de los soviéticos, marcada por el secretismo habitual, Laika estuvo orbitando la Tierra durante seis días, al cabo de los cuales los científicos del programa decidieron sacrificarla con la comida envenenada que habían previsto para la ocasión, antes de que se le agotara el oxígeno.

La verdad se supo mucho después, en octubre de 2002. El científico Dimitri Malashenkov, miembro del equipo que trabajó en el lanzamiento del Sputnik 2, reveló que Laika murió a las pocas horas del lanzamiento por estrés y sobrecalentamiento. La cabina no tenía un control adecuado de temperatura porque no les había dado tiempo a prepararlo.

Oleg Gazenko lamentaba, en el año 1998, tras la caída del régimen soviético, la muerte de Laika: «Cuanto más tiempo pasa, más lamento lo sucedido. No debimos haberlo hecho… ni siquiera aprendimos lo suficiente de esta misión como para justificar la pérdida del animal».

El cuerpo de Laika junto con el Sputnik 2 estuvo dando vueltas al planeta hasta el 14 de abril de 1958, día en que entró en la atmósfera y se desintegró.


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