“Hemos detectado ondas gravitacionales. Lo hemos conseguido”, han sido las palabras con las que David Reitze, director ejecutivo de LIGO, ha confirmado en rueda de prensa (seguida mediante streaming por más de 90.000 personas) que se han detectado ondas gravitacionales por primera vez.
El descubrimiento es todo un hito en la historia de la Ciencia y supondrá seguramente el Premio Nobel para los investigadores. Para ellos y para el resto de la Humanidad representa un gran paso hacia el futuro y hacia la comprensión del Universo.
Además de su presentación en rueda de prensa, los resultados se han publicado hoy en la revista Physical Review Letters.
LIGO son las iniciales de Laser Interferometer Gravitational-Wave Observatory (Observatorio de Interferometría Láser de ondas gravitacionales). Nació en 1984 de la mano del científico Kip S.Thorne con el objetivo de confirmar la existencia de las ondas gravitaciones predichas por Einstein en 1916.
LIGO cuenta con dos detectores, el Observatorio Livingston (en Lousiana) y El Observatorio Hanford (en Washington), que están financiados por la NSF (National Science Foundation). Las ondas gravitacionales fueron detectadas, con una diferencia de 7 milisegundos, por estos dos detectores, el día 14 de septiembre de 2015 a las 09:51 UTC.
Para realizar este descubrimiento ha sido imprescindible la colaboración de una red de científicos de todo el planeta, ya que para verificar las señales procedentes del espacio se necesitan observatorios independientes situados en diferentes lugares de la Tierra.
En LIGO colaboran más de mil científicos de todo el mundo que forman la LSC ( “LIGO Scientific Collaboration”). El descubrimiento ha sido el resultado de la colaboración y el trabajo conjunto de LIGO y el detector VIRGO (Pisa, Italia) con los datos de los dos observatorios americanos.
Las ondas gravitacionales son ondulaciones del espacio-tiempo, unas perturbaciones o deformaciones que alteran el espacio-tiempo y son producidas por cuerpos masivos en aceleración. Las ondas ahora detectadas provienen del choque entre dos agujeros negros, uno de ellos con una masa que supone 36 veces la del Sol y otro 29 veces. Este choque ocurrió hace 1,3 mil millones de años en una fracción de segundo y, en ese tiempo, una masa de tres veces la de nuestro Sol se transformó en ondas gravitacionales.
Kip S. Thorne ha declarado hoy que “con este descubrimiento nosotros, los humanos, estamos embarcándonos en una maravillosa misión nueva: la misión de explorar la parte ‘deformada’ del Universo –objetos y fenómenos que están hechos de ‘espacio-tiempo deformado’. Los agujeros negros en colisión y las ondas gravitacionales son los primeros y hermosos ejemplos”
Para Gabriela González, portavoz de LSC y profesora de física y astronomía en la Universidad de Lousiana, también presente en la rueda de prensa de hoy, “el descubrimiento supone el principio de una nueva era: el campo de la astronomía de ondas gravitacionales es ahora una realidad”
Hay una TEDxTalk que nos puede ayudar a entender mejor qué son las ondas gravitacionales y cómo funciona el experimento LIGO. Fue impartida por Martin Hendry (profesor de Astrofísica Gravitacional y Cosmología en la Facultad de Física y Astronomía de la Universidad de Glasgow) en TEDxGlasgow 2014 con el título “Gravitational wave astronomy — opening a new window on the Univers” (Astronomía de ondas gravitacionales. Abriendo una nueva ventana en el Universo)
Un detalle: en la charla Martin Hendry nos desvela que, casi en broma, los científicos habían fijado para la detección de las primeras ondas gravitacionales la fecha del 1 de enero de 2017. Se han adelantado casi un año.