El Efecto Tesla
El sueño que no pudo ser

Con sólo 35 años, Nikola Tesla mostró al público la llamada Bobina Tesla. Era el año 1891 y el mundo vivía un época de cambio y transformación como no se había visto antes, ni se vería después.

Nikola Tesla quería conseguir una energía limpia, universal y gratuita. Una energía que se transmitiera de forma inalámbrica mediante torres que enviaran la energía eléctrica por la ionosfera, a todas partes del mundo.

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La Bobina Tesla es un transformador resonante capaz de crear descargas eléctricas. Está formado por circuitos de alta frecuencia, varias bobinas y condensadores de alta tensión. A simple vista es espectacular, se pueden ver salir de la bobina rayos eléctricos con un alcance de varios metros. Esto es el llamado “Efecto Tesla”. La transmisión inalámbrica de electricidad.

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Nikola Tesla trabajó para hacer realidad su sueño en su laboratorio de Colorado Springs. Allí experimentó con campos eléctricos de alta frecuencia y la emisión y recepción de electricidad, sin cables. Construyó una bobina de dieciocho metros de diámetro y tres de altura y obtuvo logros como encender doscientas lámparas incandescentes de cincuenta vatios situadas a cuarenta kilómetros de distancia.

Tesla se basaba en la conductividad de la Tierra. En sus notas escribiría “No sólo podía utilizarse para enviar mensajes telegráficos a cualquier distancia sin necesidad de cables, como había pronosticado hacía mucho tiempo, sino que era capaz de llevar a lo largo y ancho del planeta las más leves modulaciones de la voz humana, y lo que es más, podía utilizarse para transportar energía eléctrica en cantidades ilimitadas a cualquier distancia y casi sin pérdidas”.

A principios del s. XX Tesla construyó la torre Wardenclyffe, en Long Island, donde, experimentó también con la telefonía y la telegrafía sin hilos.

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Pero la suerte no estuvo de su parte y tras varios incendios y desgracias, el banquero J. P. Morgan dejó de financiar sus experimentos. Fue el final de Wardenclyffe y quizá de la oportunidad de Morgan para encabezar la carrera de la radiodifusión. Con Wardenclyffe desapareció la posibilidad de alcanzar la transmisión de electricidad sin cables.

Para él no era un sueño “sino una sencilla hazaña científica de la ingeniería eléctrica, aunque muy cara, en un mundo ciego, pusilánime y estrecho de miras”.

Durante la Primera Guerra Mundial corrió el rumor de que espías alemanes utilizaban la torre abandonada para controlar los barcos aliados y enviar la información por radio. Para curarse en salud las autoridades decidieron volar Wardenclyffe.


Bibliografía recomendada:

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El futuro es suyo

Nikola TeslaUn día como hoy de hace 159 años (10 de julio de 1856) nacía una de las mentes más brillantes que ha dado la Humanidad, Nikola Tesla. El gran genio olvidado durante muchos años cuyo nombre empieza quizá ahora a ocupar su lugar natural entre los mejores de la Historia.

Desarrolló la corriente alterna, inventó la radio, la transmisión inalámbrica de electricidad, la famosa bobina Tesla, experimentó con rayos X, control remoto, … y soñó con una energía gratuita, limpia y universal. Si hoy en día podemos utilizar a diario ordenadores, lámparas, lavadoras, … o escuchar la radio, es gracias a él. Y todavía quedan patentes suyas sin desarrollar porque no tenemos la tecnología necesaria.

Le robaron su presente pero, efectivamente el futuro es y será, suyo.

El primer juego de ordenador del mundo

Actualizado, 26 de febrero de 2023

 

Hace 100 años el ingeniero español Leonardo Torres Quevedo construyó el que muchos consideran primer juego de ordenador de la historia: el Ajedrecista, un autómata capaz de jugar un final de rey y torre contra un adversario humano. Y ganar.

El Ajedrecista nació en 1912 y dos años más tarde se presenta en sociedad en la Feria de Paris donde se convirtió en la sensación del momento. El 6 de noviembre de 1915 la revista “Scientific American” publicó un artículo sobre el autómata bajo el título «Torres and His Remarkable Automatic Device» («Torres y Su Extraordinario Dispositivo Automático»).

En una primera versión la máquina movía las piezas mediante unos brazos mecánicos que después se sustituyeron por imanes. No se podía engañar al Ajedrecista, era capaz de detectar movimientos no permitidos y siempre ganaba ya que siempre empezaba en un movimiento desde el cual no podía perder nunca.

La pieza original de “El Ajedrecista” se conserva actualmente en el Museo Torres Quevedo de la Escuela Técnica Superior de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad Politécnica de Madrid.

No fue la única muestra del ingenio y creatividad de Torres Quevedo. En otros muchos logros, fue la segunda persona en la historia en realizar una demostración de control remoto inalámbrico ( el primero fue Nikola Tesla en 1893) con su Telekino que era capaz de ejecutar las órdenes que recibía  mediante transmisión por ondas hertzianas

Realizó una demostración pública de su invento en dos ocasiones, en el Puerto de Bilbao maniobrando un bote a distancia  desde la terraza del Club Marítimo del Abra. A la segunda  asistió el Rey Alfonso XIII.

Fue tal la importancia del Telekino que, en el año 2006 el Institute of Electrical and Electronics Engineers (IEEE) consideró que se trataba de un “Milestone”, es decir, un hito para la historia mundial de la ingeniería.

El funicular sobre el Niágara

Spanish Aerocar | WIKIPEDIA (Zwergelstern)

Desde 1916 un funicular cruza las cataratas del Niágara. Une las dos orillas del río en un recodo que pertenece al lado canadiense. El lugar se conoce como ‘el remolino’ (The Whirpool).

Se llama Spanish Aerocar porque lo diseñó un español, que no era otro que Torres Quevedo. No sólo eso, la empresa que lo construyó (The Niagara Spanish Aerocar Co. Limited) y  el capital que lo hizo posible también eran españoles.

Una placa de bronce en la entrada a la estación recuerda al ingeniero español: «Transbordador aéreo español del Niágara. Leonardo Torres Quevedo (1852–1936)»

Sigue en funcionamiento después de cien años y se ha convertido en un gran atractivo para los turistas y el cine. Se desplaza a una velocidad de 7,2 km/h, y se eleva más de 60 metros sobre el agua.

Dirigibles

Dirigible ‘España, de Torres Quevedo, 1909

Además del Spanish Aerocar diseñó más transbordadores. Y aeronaves. En 1902 Leonardo Torres Quevedo presentó otro de sus inventos, un nuevo tipo de dirigible que fue muy utilizado por los aliados durante la I Guerra Mundial.  Construyó el primer dirigible español (el ‘España‘).

En 1919 diseñó el Hispania para realizar la primera travesía trasatlántica. Por desgracia el viaje no se llevó a cabo por problemas de financiación. Se le adelantaron dos británicos: John William Alcock y Arthur Whitten Brown, que obtuvieron el honor de ser los primero en atravesar el Atlántico sin escalas, en un bimotor biplano.

Torres Quevedo construyó más aeronaves y actualmente todavía se utilizan algunas de sus ideas en la construcción de dirigibles.

La Automática

El ingenio de Torres Quevedo no tenía limites y tuvo tiempo para desarrollar otros muchos inventos, entre los que destacan diversas Máquinas de Calcular .

En 1914 publicó  ‘Ensayo sobre automática’ que definiría una nueva rama de la ingeniería: La automática y sentó las bases de lo que conocemos como Inteligencia Artificial.

Torres Quevedo estaba convencido de que las máquinas podrían llegar a realizar todo tipo de actividades, incluso las que requieren capacidad intelectual. No lo vio, pero el tiempo le dio la razón.

Leonardo Torres Quevedo murió el 18 de diciembre de 1936 en Madrid, donde tenía su laboratorio, en el número 5 la madrileña calle del Marqués de Riscal en el Frontón Beti-Jai,  donde por aquella época ya no se realizaban partidos de pelota.

 

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