¿Por qué llamamos al Bluetooth ‘diente azul’?

Casco vikingo

Casco vikingo | DOMINIO PÚBLICO

El Bluetooth, palabra inglesa que, traducida, significa “diente azul”,  se llama así en honor a un rey vikingo.

Este protocolo de comunicaciones que hoy nos permite conectar de manera inalámbrica dos dispositivos fue desarrollado en Suecia en el año 1994 por dos ingenieros de Ericsson. Las grandes empresas tecnológicas de aquellos años se interesaron por el invento y se unieron para desarrollar de manera conjunta el proyecto en un grupo formado por Apple, Intel, Microsoft, Motorola, Nokia, Toshiba y Lenovo, además de Ericsson.

Por temas de competencia, entre las empresas Ericsson y Nokia no había entonces mucha confianza, así que se encargó Intel de dar nombre al producto. El responsable de tal honor fue uno de sus ingenieros, Jim Kardach, que en aquel momento estaba leyendo un libro en el que aparecía un curioso personaje histórico, el rey vikingo Harald Bluetooth es decir, Harald “Diente Azul”. A Kardachl le gustó el nombre, lo propuso y quedó para la historia.

¿Quién era Harald Bluetooth?

Harald Blåtand, fresco del siglo XVI en la Catedral de Roskilde, Zelanda, Dinamarca

Harald Blåtand, fresco del siglo XVI en la Catedral de Roskilde, Zelanda, Dinamarca | WIKIPEDIA

Bluetooth fue un rey de Dinamarca (936-986 d.C.) que cuenta entre sus méritos ser el primer rey vikingo que se convirtió al Cristianismo. Además consiguió algo que no era fácil: unir a las diferentes tribus danesas y noruegas unificando Escandinavia y dando lugar al nacimiento de Noruega.

Su apellido, en realidad apodo, Bluetooth, es la traducción que hicieron los cronistas ingleses del apellido escandinavo «Blatand» que en teoría significa también “diente azul”. La primera aparición documentada del apodo de Harald, se encuentra en el Chronicon Roskildense (1140).

Tradicionalmente se ha atribuido este apodo al hecho de que probablemente Harald tuviera un diente con caries, es decir de color «azul» o, en todo caso, oscuro ya que el término blár, del que proviene, puede ser traducido también como negro o color oscuro. Por esta razón algunos estudiosos dicen que el nombre se tradujo mal y que Blatand significa en realidad “Gran hombre moreno” apodo que aplicarían a Harald sus contemporáneos por su extraño físico moreno, toda una rareza entre los vikingos.

El logo del Bluetooth, bien conocido hoy en día, también rinde homenaje a Harald Bluetooth, ya que es la unión de dos runas escandinavas. Una de ellas, con forma de estrella,  corresponde a la inicial del hombre de Harald (runa Hagall) y la otra, semejante a una B (runa Berkana) es la inicial del apellido Blatand, así que el símbolo del Bluetooth que llevamos todos en el móvil es en realidad el nombre del rey vikingo, Harald Blatand.

Harald Blatand murió en 986, asesinado, posiblemente por una flecha disparada por su hijo Svend «Tveskæg» Haraldsson, conquistador de Inglaterra y también conocido como Svend Barba Ahorquillada. Está enterrado en la catedral de Roskilde, Dinamarca, aunque su tumba ya no existe.

Antes de morir y ya derrotado ante su hijo aún tuvo tiempo de esconder un gran tesoro para evitar que cayera en manos de sus enemigos.

En 2018 tuvo lugar en Alemania un sorprendente hallazgo: más de 600 piezas vikingas entre las cuales se encontraban monedas de plata, perlas y delicadas piezas de orfebrería (entre ellas un bello Martillo de Thor). Era el mayor tesoro vikingo encontrado hasta la fecha. El tesoro que había enterrado hace más de mil años el primer rey vikingo que accedió al trono por herencia, el rey cuyo símbolo contemplan hoy millones de personas en todo el mundo cada vez que usan su teléfono móvil, o su ordenador, o su tablet… Harald Blatand.

Los inuit
La gente que vive aquí

Hace años los llamábamos esquimales y era un nombre que para nosotros, acostumbrados a sol todo el año y a calor la mayoría de él, evocaba lo más exótico. Los asociábamos con iglús y agujeros en el hielo para pescar. Y poco más.

Inuit-Igloo

Pero los esquimales, evidentemente, son mucho más. Para empezar, no son “esquimales”, esta palabra ya está en desuso, y no se refiere en realidad a un pueblo, sino a un conjunto de diferentes pueblos: Yupik, Iñupiat, Inuit y Alutiit. Los pueblos que viven en una de las regiones más frías y extremas del planeta: Siberia, Groenlandia y el norte de América.

Sus antepasados, de raza mongol, salieron de Asia y se extendieron por Alaska y Canadá, hasta llegar a Groenlandia hace unos 8.000 años. Se produjeron varias oleadas migratorias. Los Inuit no fueron los primeros en llegar hasta la “Tierra Verde”, (que es el significado de la palabra Groenlandia), antes que ellos ya se habían instalado allí diferentes culturas. Con una de ellas, los Dorset, llegaron a coincidir y de ellos aprendieron los fundamentos de la supervivencia en el hielo.Y lo hicieron tan bien que, de hecho, los Inuit fueron el único pueblo que sobrevivió, los Dorset se extinguieron.

A lo largo de los siglos los Inuit han adaptado sus cuerpos a las duras condiciones del ártico.Tradicionalmente eran nómadas que se desplazaban siguiendo los movimientos migratorios de la caza y comían osos, ballenas, focas y caribúes. El iglú es la vivienda que utilizaban como refugio durante las cacerías. El núcleo de su sociedad era la familia.

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Antiguamente los niños eran educados para aprender a sobrevivir en las duras condiciones del entorno ártico. Se les enseñaba a cazar y moverse por el hielo utilizando las estrellas, el viento y las mareas del mar. Ahora tienen que ir a la escuela y están integrados en la vida moderna. Pero siguen cazando.

Han sobrevivido mejor a las extremas temperaturas del círculo polar ártico, que a la civilización. A mediados del siglo XX muchos inuit fueron obligados a trasladarse a ciudades para ser integrados en esa “civilización”. El resultado fue catastrófico y produjo grandes cotas de delincuencia, suicidios y desempleo (muchos de ellos eran cazadores y no podían ejercer su oficio en las ciudades).

Groenlandia tiene unos 60.000 habitantes. Desde el año 1979 es una región autónoma dentro del Reino de Dinamarca y mantiene dos diputados en el parlamento danés. Allí viven los Inuit, que la conocen como Kalaallit Nunaat. El idioma principal es el Kalaallisut. Ellos no se consideran esquimales, e incluso consideran el término despectivo ya que se traduce como “comedores de carne cruda”. Groenlandia fue el primer territorio, y hasta el momento el único, en abandonar la Unión Europea. Se fueron, tras un referéndum, debido a discrepancias por la caza de focas, a la que los groenlandeses no están dispuestos a renunciar.

La palabra “Inuit” se traduce como “las personas”, “la gente”, y según algunos “la gente que vive aquí”, ya que durante siglos estuvieron tan aislados que se consideraban los únicos habitantes del mundo. No era así, evidentemente, y la llegada de los misioneros a mediados del siglo XIX supuso el inicio del fin de las tradiciones y la cultura inuit en Groenlandia.

Hoy en día los groenlandeses son una sociedad desarraigada, tienen una de las cotas más altas de abandono escolar, suicidio juvenil, desempleo, violencia de género, violencia hacia menores, absentismo laboral, alcoholismo, etc. Tienen una dependencia total de Dinamarca, no solamente en el aspecto económico, también en cuanto a recursos humanos y técnicos. Dinamarca gasta más de 3 billones de coronas danesas anuales en subvenciones, los groenlandeses reciben, aproximadamente, unos 8.000 euros por persona al año.

Los Yupik , los Alutiit y los Iñupiat de Alaska no parecen tener problemas con la palabra esquimal (“eskimo”), que utilizan para englobar a diferentes tribus. Los misioneros llegaron allí a principios del siglo XX y el cristianismo casi acaba con su religión tradicional. Actualmente están totalmente integrados en el modo de vida occidental y, a la vez, trabajan para mantener vivas sus tradiciones y su identidad. Ya no se practican los rituales chamánicos pero han sobrevivido las danzas y cantos tradicionales, que se mantienen como un valioso tesoro cultural.

Los nativos de Alaska están muy organizados y se agrupan en la Alaska Federation of Natives, nacida en 1966. Esta asociación agrupa a 185 tribus reconocidas federalmente y tiene como objetivo promover y mejorar el estatus cultural, económico y político de la comunidad nativa. Se reconocen a sí mismos como miembros de naciones de plena soberanía que mantienen una relación política con el gobierno federal.

La Asociación tiene un papel activo promoviendo leyes, políticas y programas a favor de los nativos de Alaska y su participación en la vida social y política del territorio. Está regida por un Consejo de 38 miembros, elegidos en la convención anual que se celebra todos los años en el mes de Octubre. En el Consejo están representadas las diferentes regiones étnicas de Alaska. Una parte importante de la convención anual es la celebración de Quyana Alaska, un festival en el que se bailan danzas tradicionales con el objetivo de mantenerlas vivas y pasar el legado a las siguientes generaciones.

En Canadá los nativos se agrupan en tres colectivos, los Inuit, los Métis (mestizos) y la denominada First Nations (traducida como “Naciones Originarias de Canadá” o “Primeras Naciones”) término que se utiliza para englobar al resto de tribus o naciones aborígenes.

Los Inuit de Canadá viven en la región autónoma de Nunavut (“nuestra tierra”). El gobierno canadiense les concedió el autogobierno en el año 1999, atendiendo así las reivindicaciones de los nativos. Nunavut es una región de unos dos millones de kilómetros cuadrados situado al nordeste del país, en la zona más cercana a Groenlandia. Incluye el archipiélago ártico y las islas en la bahía de Hudson, bahía James y la bahía de Ungava. El lema de la región es Nunavut Sannginivut (“Nuestra tierra, nuestra fuerza”).

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Una vez al año en Nunavut se celebra el Uqausirmut Quviasuutiqarniqis (en PDF), el Festival de la Cultura Inuit e Inuktut (los diferentes dialectos del lenguaje inuit) . Se puede traducir como “celebración de nuestra lengua”. Los inuit de Nunavut trabajan activamente para preservar su cultura y sus lugares históricos.

Los esquimales de Siberia viven en la península Chukchi (Chukotka). En 1931, bajo el régimen soviético, se estableció el primer Kolkhoz para esquimales y en poco años la mayoría de ellos pasaron de ser nómadas a estar integrados en estas granjas colectivas. Durante muchos años sus vidas siguieron los dictados de Moscú, que abrió en su territorio explotaciones mineras, campos de prisioneros y nuevos asentamientos, sin consideración alguna ni por los esquimales ni por el medio ambiente.

La zona está expuesta a contaminantes medioambientales y residuos procedentes de pruebas nucleares realizadas por la antigua Unión Soviética. Muchos esquimales fueron deportados a tierras del interior.

Bajo el gobierno soviético, los nativos de Siberia perdieron sus tradiciones y actualmente sufren problemas similares a los que padecen sus compañeros de otras regiones: desarraigo, pérdida de identidad, desempleo y alcoholismo.

En 1977 nació el Inuit Circumpolar Council con el objetivo de proteger y defender a nivel internacional los derechos e intereses de los inuits de todos los territorios árticos. La primera reunión se celebró en junio de ese año y asistieron representantes de Groenlandia, Alaska y Canadá (18 personas para cada una de las tres delegaciones). Fue un paso muy importante. Desde varios años atrás se venía gestando la reivindicación de una identidad común, reivindicación que quedó claramente formulada en la reunión del World Council of Indigenous Peoples en 1975.

“We Eskimo are an international community sharing common language, culture, and a common land along the Arctic coast of Siberia, Alaska, Canada and Greenland. Although not a nation-state, as a people, we do constitute a nation”.

 

(“Nosotros, los esquimales, somos una comunidad internacional que comparte un idioma, una cultura y una tierra a lo largo de la costa ártica de Siberia, Alaska, Canadá y Groenlandia. Aunque no somos un Estado, como pueblo, constituimos una nación”)

En aquel histórico primer encuentro se leyó poesía, se cantaron canciones, se aprobaron resoluciones políticas y se decidió el uso de la palabra “Inuit” para designar a los nativos del ártico. No estuvieron todos, faltaron los inuit de Siberia, que tardaron algunos años en unirse a la iniciativa. Cuando finalmente lo hicieron, el Círculo, nunca mejor dicho, estuvo completo, porque, según reza la Declaración de Principios del Inuit Circumpolar Council.

“Los Inuit somos nativos, con un único ancestro, cultura y hogar. Las regiones árticas y subárticas que usamos y ocupamos, trascienden las fronteras políticas”


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