La auténtica razón por la que los piratas llevaban un parche en el ojo

 

Los accesorios básicos de un pirata,  por lo menos hasta la llegada de Jack Sparrow, han sido tradicionalmente cuatro: pata de palo, un loro en el hombro, un parche en el ojo y una botella de ron.

Por lo menos esa es la imagen que décadas de literatura y cine han incrustado en la memoria colectiva. Imágenes de la época no tenemos pero cierto es que sabemos de personajes conocidos que, perdida una pierna, utilizaron en su lugar una pata de palo, como el navegante François Le Clerc o el almirante español Blas de Lezo.

Lo del loro amaestrado siempre en el hombro no parece demasiado fiable. La botella de ron, por su parte, parece incuestionable. ¿Y el parche en el ojo?

Tenemos constancia de personajes ilustres que llevaron parche en un ojo como Ana de Mendoza, Duquesa de Éboli, que lo usaba, según se cree, bien por causa de un estrabismo o bien por haber perdido el ojo de un accidente de esgrima.

Los piratas llevaban un parche pero, probablemente, por una razón bien distinta y más científica.

Foto de Zoltan Tasi en Unsplash

Foto de Zoltan Tasi en Unsplash

Cuando pasa de un entorno iluminado a uno oscuro el ojo humano puede tardar hasta 25 minutos en adaptarse al cambio y pasar de la visión diurna (fotópica) a la nocturna (escotópica).

En un barco, por pequeño que sea, la iluminación cambia de manera muy brusca de una estancia a otra. En la cubierta la luz es muy intensa pero por debajo de ella apenas hay luz. Ahora es fácil solucionarlo pero en la época de los piratas no había bombillas. Cuando bajaban a la bodega debían manejarse en condiciones prácticamente de total oscuridad

En la retina hay dos tipos de células sensibles a la luz: bastones y conos. Sólo hay un tipo de ‘bastones’ capaces de operar cuando hay poca luminosidad. Se encuentran en la periferia de la retina, por lo cual la visión nocturna es periférica. 

En un entorno luminoso la recepción de la luz se produce con los conos de la retina. Al pasar a la oscuridad toman el mando los bastones. La pupila se dilata para recibir la mayor cantidad posible de luz. 

La agudeza visual nocturna es baja. En la oscuridad vemos mucho peor. Sobre todo, durante esos minutos que el ojo necesita para adaptarse. En condiciones de lucha, algo frecuente en la vida pirata, esos minutos pueden suponer la muerte. 

Por eso lo más práctico era llevar siempre un parche. De esa manera el pirata tenía en todo momento un ojo adaptado a la visión diurna y otro preparado para la visión nocturna. 

Cuando entraba en la bodega simplemente cambiaba el parche de un ojo a otro y lo hacían de nuevo al salir.  Así eran capaces de ver bien en ambas circunstancias.

Es la misma razón por la cual cuando un avión va a aterrizar o va a despegar, las luces del interior se atenúan. Se hace así para que los ojos se adapten a la oscuridad y, en caso de accidente, estén listos para proporcionar una buena visión. Un detalle que puede salvar muchas vidas.

 

 

 

¿Eres #gorrioner?

Ni los Beliebers, ni los Directioners, ni los KatyCat, ni los Smilers, ni los Selenators, ni siquiera los Abrahamers, … Los mejores fans del mundo son los #gorrioners.

Juan Carlos Atienza, es Doctor en Biología por la Universidad Complutense de Madrid y Director de Conservación de SEO/BirdLife, donde dirige un equipo de profesionales que trabaja para mejorar las políticas de conservación de la biodiversidad en toda Europa. Ha dirigido proyectos innovadores de conservación que han merecido premios como el proyecto LIFE VENENO, y el Día Europeo de la Red Natura 2000 Y ha participado en TEDxGranVia 2016.

Gorriones

En su TEDxTalk de TEDxGranVía 2016 nos enseña qué es ser #gorrioner. Una charla que merece la pena ver para aprender más sobre los gorriones, estos simpáticos pájaros que llevan con nosotros, dice Juan Carlos Atienza, probablemente desde que el primer hombre construyó la primera casa. Una charla que nos va a descubrir, para empezar, que los gorriones están desapareciendo rápidamente de nuestras ciudades, tanto que en algunos lugares de Europa, como Londres, ya no hay gorriones.

Los gorriones no son los pájaros que mejor cantan ni tampoco los que tienen el plumaje más colorido y llamativo, ni tienen la fuerza o poderío de las aves grandes como las águilas. Sin embargo, los gorriones nos despiertan algo especial. Otros pájaros tendrán seguidores o no, gustarán o no, pero los gorriones caen bien a todo el mundo.

Se alimentan de granos y en determinadas épocas del año comen insectos, algo que a nosotros nos viene muy bien. Viven en parejas dentro de bandadas. Son curiosos, sociables, divertidos. Son los pájaros que se acercan a nosotros, los que nos piden miguitas de pan. No en vano, nos recuerda Juan Carlos Atienza, el pirata más divertido y gamberro de la historia, Jack Sparrow, lleva su nombre. Hay gorriones en todos los lugares del mundo, salvo en la Antártida. Por lo menos así ha sido hasta ahora.

“Los gorriones son los que nos despiertan por la mañana y están todo el año con nosotros. En invierno cuando prácticamente no se oyen pájaros, seguimos teniendo gorriones”, dice Juan Carlos Atienza.

Gorrión

Han estado siempre con nosotros, estaban ahí cuando nacimos y nos han acompañado toda nuestra vida pero también toda la vida de nuestra especie. Siempre han vivido al lado del hombre, en pueblos y ciudades.

“Al final los seres humanos somos animales y necesitamos una conexión con la naturaleza y el gorrión es la especie que tenemos más cerca de nosotros” dice Juan Carlos Atienza.

Juan Carlos Atienza trabaja en el proyecto Focus Natura una iniciativa para desarrollar herramientas para mejorar la concentración a partir de los sonidos de la naturaleza. Afirma que “se ha demostrado que simplemente escuchar el canto de un pájaro nos ofrece esa conexión con la naturaleza”.

“El ochenta por ciento de los individuos vivimos cerca de un espacio protegido, un espacio de la Red Natura 200 cerca y no vamos … ¡Menos mal que tenemos la suerte de tener a los gorriones!”.

El gorrión ha sido elegido Ave del Año 2016 por votación en internet en la campaña anual que cada año lleva a cabo SEO/BirdLife con el objetivo de dar a conocer mejor una especie y denunciar su situación y los problemas de conservación a que se enfrenta.

¿Cuáles son estos problemas?

Desde los años 80 Europa ha perdido más de un 60 por ciento de los gorriones, lo que supone que cientos de millones de gorriones que vivían en nuestras ciudades, ya no están. Queda menos de la mitad.

SEO/BirdLife conoce la evolución de las poblaciones de aves mediante el Proyecto SACRE de Seguimiento de Aves Reproductoras, al que miles de voluntarios contribuyen con sus observaciones de la avifauna. Se inició en España en 1998.

Tenemos datos, por ejemplo, cuenta Juan Carlos Atienza, que nos indican que en la Comunidad Valencia ha desaparecido más del 20 por ciento de los gorriones en 20 años. En toda España, entre 1998 y 2015, la población se ha reducido un 5’4 por ciento, lo que implica una pérdida de 8 millones de ejemplares.

¿Por qué están desapareciendo los gorriones? Hay varias causas que se pueden resumir en una: la intervención del hombre. Nosotros hemos cambiado y nuestras ciudades han cambiado.

La contaminación está causando estragos. No sólo la atmosférica, también la acústica. Las aves necesitan cantar para encontrar pareja y para relacionarse entre sí y “se ha demostrado que por encima de determinados decibelios ya no les interesa cantar porque son incapaces de sobreponerse a ese ruido. Las aves de las ciudades cantan más alto que en el campo porque hay más ruido, aunque llega un momento que ya no pueden tapar el ruido y se callan”. Si no cantan no pueden encontrar pareja ni relacionarse con los demás.

En nuestras ciudades faltan, además, zonas de reproducción. Cuando se reforma un edificio no se tiene en cuenta, por ejemplo, dejar las oquedades que tenían las fachadas antiguas y que los pájaros urbanos siempre han aprovechado para anidar.

Otro problema que señala Juan Carlos Atienza es la contaminación electromagnética: “Se ha observado que cerca de repetidores de móviles hay menos gorriones”.

Las zonas verdes, que los gorriones necesitan, también están desapareciendo. Nos empeñamos en colocar extensiones de césped en lugar de árboles, arbustos, charcas, flores, … que atraigan insectos. Los gorriones necesitan todo eso.

Gorrión

El lema de la campaña del gorrión como Ave del Año, es “Bueno para el gorrión, bueno para ti”. La pregunta que nos plantea Juan Carlos Atienza es: “Si las ciudades no son buenas para los gorriones, ¿son buenas para nosotros, para nuestros hijos, para nuestros nietos?”.

Es algo sobre lo que cada uno de nosotros debe reflexionar. Los gorriones necesitan unas ciudades con menos contaminación, con menos ruido, con más zonas verdes, … ¿no es lo mismo que necesitamos nosotros?

El futuro de los gorriones, señala Juan Carlos Atienza, es nuestro futuro. Y necesitamos cambiar nuestras ciudades, y hacerlo ya, para conservar los gorriones y toda la biodiversidad urbana. Y por nuestro propio bien.

SEO/BirdLife está trabajando para que las ciudades tengan ordenanzas sobre biodiversidad, para que se preste la atención debida a nuestro patrimonio natural, para que se pongan en marcha jardines que tengan en cuenta las necesidades de los animales que viven con nosotros en las ciudades, para que los arquitectos planifiquen los edificios teniendo en cuenta que las fachadas siempre han servido para proporcionar anidamiento a los pájaros. Para que nos demos cuenta, en definitiva, que nosotros necesitamos que en nuestras ciudades esté presente la naturaleza. Por nuestra salud.

No es tan difícil, puede hacerse.

Y todos podemos hacer algo, además de exigir a nuestros gobernantes que trabajen para crear ciudades más “sanas”. A nivel particular podemos instalar comederos, nidales y, sobre todo, podemos respetar a las aves, no causarles molestias innecesarias y poner elementos en nuestras ventanas para evitar que choquen con ellas, una de sus principales causas de mortalidad.

De nosotros depende. La supervivencia del gorrión es tarea de todos. Está en nuestras manos que estas pequeñas y simpáticas aves continúen haciéndonos sonreír cada vez que en un terraza, en una cafetería, o incluso, dentro de un supermercado, se nos acercan sin ningún temor piando para que les demos una miguita de pan. Es obligación nuestra ayudarles aunque sólo sea porque al hacerlo también nos ayudamos a nosotros mismos. Los gorriones se lo merecen.

¿Te apuntas a ser #gorrioner?