Laika: la pequeña perrita de pelo rizado

Tal día como hoy, hace 58 años, la perrita Laika se convirtió en el primer ser vivo en viajar al espacio. Y en el primer ser vivo en morir fuera del planeta. Era el 3 de noviembre de 1957.

Un mes antes, el 4 de octubre de 1957 se había lanzado el Sputnik 1, el primer satélite que alcanzó la órbita terrestre. Muy pocos días después Nikita Jrushchov decidió que para conmemorar el aniversario de la Revolución Bolchevique, el 7 de noviembre, lo mejor era lanzar un segundo satélite al espacio. Los científicos tenían menos de un mes. Estábamos en plena Guerra Fría y la carrera espacial era un campo más donde americanos y soviéticos competían por llegar antes que el otro.

Sputnik2 vsm.jpg - "Sputnik2 vsm". Licensed under Public Domain via Wikimedia Commons

El Sputnik 2 era una nave de forma cónica, tenía 4 metros de altura, una base de 2 metros y varios compartimentos. Laika viajaba en el más grande y apenas podía estar de pie o tumbada. En los otros compartimentos se había instalado el instrumental científico, un transmisor de radio y un sistema de control del soporte de vida, que incluía un generador de oxígeno y un ventilador para regular la temperatura.

Se trataba de medir los efectos del viaje espacial en los seres vivos así que el instrumental incluía un contador Geiger y un espectrómetro para medir la radiación solar y rayos cósmicos. Los datos biológicos de la perrita (respiración, pulso y presión arterial) se transmitían por telemetría desde unos sensores insertados mediante cirugía. Laika estaba sujeta con correas y disponía de oxígeno y alimentos.

La perrita había sido recogida de las calles de Moscú. Los científicos rusos pensaron que un perro callejero, con una vida dificil, se adaptaría mejor a las condiciones del despegue. Se entrenaron tres animales y Laika fue la escogida para el viaje. Durante el entrenamiento se les acostumbró a comer gelatina, vivir en espacios muy reducidos y se les sometió a situaciones de estrés en centrifugadoras que simulaban las condiciones de ruido y movimiento del despegue.

Posta Romana - 1959 - Laika 120 B.jpg - "Posta Romana - 1959 - Laika 120 B" by scanned by user Neozoon. Licensed under Public Domain via Wikimedia Commons.

El nombre original de la perrita era Kudryavka, que en ruso significa “pequeña de pelo rizado”. “Laika”, el nombre con el que pasó a la historia y a la cultura popular era en realidad el nombre de su raza. Los científicos encargados del entrenamiento fueron Vladimir Yazdovsky y Oleg Gazenko. Tiempo después, el primero de ellos contaría como se la llevó un día a su casa para que jugara con sus hijos y pudiera de alguna manera tener un momento de felicidad antes de morir.

Desde el principio era un viaje sin retorno. Nunca hubo intención de hacerla volver y no había manera de que el Sputnik 2 regresara a la Tierra. Laika estuvo siempre condenada y en todo momento los científicos supieron que tenía las horas contadas.

Según la versión oficial de los soviéticos, marcada por el secretismo habitual, Laika estuvo orbitando la Tierra durante seis días, al cabo de los cuales los científicos del programa decidieron sacrificarla con la comida envenenada que habían previsto para la ocasión, antes de que se le agotara el oxígeno.

La verdad se supo mucho después, en octubre de 2002. El científico Dimitri Malashenkov, miembro del equipo que trabajó en el lanzamiento del Sputnik 2, reveló que Laika murió a las pocas horas del lanzamiento por estrés y sobrecalentamiento. La cabina no tenía un control adecuado de temperatura porque no les había dado tiempo a prepararlo.

Oleg Gazenko lamentaba, en el año 1998, tras la caída del régimen soviético, la muerte de Laika: «Cuanto más tiempo pasa, más lamento lo sucedido. No debimos haberlo hecho… ni siquiera aprendimos lo suficiente de esta misión como para justificar la pérdida del animal».

El cuerpo de Laika junto con el Sputnik 2 estuvo dando vueltas al planeta hasta el 14 de abril de 1958, día en que entró en la atmósfera y se desintegró.


Procedencia de las imágenes:

Halloween

All Hallows’ Eve.

Se acerca el día de las brujas, los vampiros, las calabazas y los caramelos. La noche del truco o trato y de Jack-o’-lantern. Una fiesta en la que muchos disfrutan jugando a los monstruos mientras otros se quejan año tras año porque, dicen, es un invento del otro lado del océano y nada tiene que ver con nosotros.

Escalando la calabaza: Spiderman y Catwoman

La realidad es que fue precisamente al revés. Europa exportó Halloween a Estados Unidos de la mano de los inmigrantes irlandeses que huían de la Gran Hambruna de su país a mediados del s. XIX.

Los orígenes de Halloween se remontan a la época de los celtas. Hace más de tres mil años los pueblos celtas de toda Europa celebraban en estas fechas el final del verano y de la temporada de cosechas, el Samhain. Era el inicio del Año Nuevo Celta y de la temporada oscura y era el momento en que los muertos tenían permiso para pasar al otro lado, al de los vivos, para visitar a sus familiares y descendientes.

Por eso de que los muertos pueden ser peligrosos, los vivos tenían la costumbre de dejarles comida para mantenerlos contentos. Es el origen del «Trick or Treat» con el que los niños van de puerta en puerta buscando caramelos.

También era costumbre vaciar nabos y colocar velas encendidas dentro. Con el tiempo, los irlandeses prefirieron utilizar una calabaza y nació Jack-o’-lantern, el granjero que, según una leyenda irlandesa, hizo tratos con el diablo y acabó, una vez muerto, vagando por el mundo con una calabaza iluminada por una vela, a modo de farol.

Escalando la calabaza

El Samhain fue la principal festividad del pueblo celta hasta la llegada del cristianismo. Los romanos tenían su propia celebración del final de la cosecha y durante la dominación romana esta celebración se asimiló con el Samhain.

Cuando el cristianismo conquistó Europa, el Samhain fue una más de las fiestas paganas que hizo suyas. Y así se convirtió en All Hallows’ Eve, la fiesta de la víspera de Todos los Santos. De este nombre se deriva el actual de “Halloween”.

La Iglesia cristiana celebraba fiestas en honor a sus mártires desde los tiempos de las persecuciones religiosas en Roma. Al principio lo hacía de manera individual para cada uno de ellos, pero llegó un momento en que los muertos fueron demasiados (sobre todo a raíz de la persecución de Diocleciano) y se instituyó un día para honrarlos a todos.

Cuando, más tarde, el Cristianismo se impone a la religión de los druidas, esta conmemoración cristiana se traslada al 1 de noviembre para hacerla coincidir con el Samhain y “cristianizarlo”.

En los siglos siguientes All Hallows’ Eve continúa celebrándose en Europa y, como decíamos más arriba, es a mediados del siglo XIX cuando llega a Estados Unidos de la mano de los inmigrantes irlandeses.

No vuelan los coches pero tenemos Internet

Al final se ha conseguido. Tenemos patinete volador. Más o menos. Arx Pax tiene lista la segunda generación del Hendo Hoverboard, el monopatín volador que utiliza fuerzas magnéticas para flotar sobre un colchón de aire a 2’5 cm. del suelo. Hay que utilizarlo encima de una superficie determinada y cuesta unos 10.000 dólares, pero algo es algo. Lleva una conexión USB y un botón de seguridad. No es como el de Regreso al Futuro II, pero algo es algo.

No es el único modelo. Lexus ha sacado también su propia versión del aerodeslizador por levitación magnética. Aunque no es ni mucho menos como el de Marty McFly. Necesita una superficie muy concreta para funcionar, en realidad unos raíles metálicos imantados. El aerodeslizador es levantado por un superconductor que necesita enfriarse a -180º C con una carga de nitrógeno líquido que hay que recargar a los 20 minutos.

No tenemos coches voladores. Lo más parecido, y a ras de suelo, es el coche sin conductor de Google. No vuela, pero parece mucho más seguro.

Google ha hecho posible otro de los inventos de Regreso al Futuro II: las gafas inteligentes, aunque las Google Glass son más bonitas, y discretas, que las que aparecen en la película.

Tenemos las “sneakers” autoajustables. Nike ya había sacado una réplica en 2011, una edición limitada que subastó en eBay a favor de la Fundación Michael J. Fox contra el Parkinson. Se hicieron 1.500 pares y se recaudaron 4’7 millones de dólares. Pero no tenían robocordones.

Ahora Nike ha aprovechado que hemos alcanzado la fecha en que Marty McFly llega al futuro para anunciar el lanzamiento de las Nike Mag para la primavera de 2016. Se volverán a subastar y será una réplica tan completa que, esta vez sí, llevan cordones autoajustables. Nike ha enviado un par a Michael J. Fox y para disfrute de los fans el actor ha celebrado el 21 de octubre de 2015 difundiendo en Twitter un foto suya con las zapatillas puestas.

Nike Mag 2015

Pepsi también ha aprovechado la ocasión y ha lanzado una edición limitada de la Pepsi Perfect que aparece en la película. Son 6.500 unidades y cada botella cuesta, en venta “online”, 20 dólares.

Tenemos cine 3D, aunque aún no hemos llegado al nivel de realismo de la película y necesitamos gafas especiales para verlo. También tenemos pantallas planas. Y tenemos videollamadas, por cierto, mucho mejores que las de la película porque somos capaces de hacerlas desde un teléfono.

¿Alguien se acuerda en 2015 del fax? La película da por hecho que en esta época el fax sigue siendo de uso habitual, hasta tal punto que es el medio que se utiliza para despedir al Marty McFly del futuro. Hoy nos resultaría más creíble un despido por WhatsApp.

Robert Zemeckis imaginó muchos dispositivos pero fue incapaz de prever el uso generalizado de “smartphones“ y “tablets” en el 2015. Nadie en la película lleva encima dispositivos semejantes y eso que Internet y los teléfonos móviles ya existían cuando se rodó “Regreso al Futuro”. Fue visionario para muchas cosas pero se le escapó la revolución más importante que hemos vivido.