Vida en el Valle de la Muerte

En ningún sitio hace tanto calor como en el Valle de la Muerte. Este valle, a medio camino entre California y Nevada; entre los desiertos de Mojave y Sonora, es el lugar más caliente del planeta.

El 10 de julio de 1913 el termómetro marcó 57ºC en Furnace Creek, el lugar del Valle de la Muerte donde se encuentran las instalaciones turísticas. Es la temperatura más alta jamás registrada en la Tierra.

Sin llegar a esos extremos, las temperaturas por encima de los 50ºC no son extrañas en los veranos del Valle de la Muerte. De hecho, se recomienda a los visitantes beber de 2 a 4 litros de agua durante su estancia y realizar el recorrido dentro de coches con aire acondicionado. Y por supuesto, no salirse de los caminos.

Death Valley

El Valle de la Muerte fue declarado Monumento Nacional en 1933 y en 1994 se convirtió en Parque Nacional. Hoy se pueden visitar en la zona minas abandonadas, pueblos fantasma y, por supuesto, disfrutar de su increíble paisaje.

A 20 km. de Furnace Creek se encuentra Badwater, una zona del Valle de la Muerte situada a 85’5 metros bajo el nivel del mar. Es el punto más bajo de Norteamérica.

Y es también el lugar más seco de Norteamérica porque el Valle de la Muerte es una tierra de extremos. Algunos años, como 1929, no han visto caer ni una sola gota de lluvia,

El año 1913 fue especial, además de alcanzar la temperatura más alta a nivel planetario, registró la más baja de la historia del parque (-10ºC) y las precipitaciones anuales llegaron a 11’5 cm, lo que supuso un récord de agua durante 92 años.

El patrón de lluvia del Valle de la Muerte está cambiando. Durante los primeros cincuenta años los registros arrojaron una media anual de 4 cms. de agua de lluvia. En el último medio siglo la media se ha incrementado hasta casi 6 cms.

Este agua es suficiente para que la Naturaleza obre el milagro y la vida surja en el desierto. Cuando llega la primavera, el Valle de la Muerte se cubre de un manto de flores que tiñe de colores las rocas grises y polvorientas. Una magnífica visión que atrae a miles de turistas.

Este año la floración ha sido realmente espectacular. El fenómeno meteorológico conocido como “El Niño” ha sacado los colores al Valle de la Muerte y lo ha hecho a fondo. Los expertos dicen que es una superfloración («super bloom«, en inglés) única en décadas y que posiblemente será la última en mucho tiempo. Los responsables del Parque están tan entusiasmados que han grabado un vídeo para mostrarla.

El Valle de la Muerte es un lugar único, un desierto aparentemente sin vida en el que, de vez en cuando, la vida se abre camino y brota del árido suelo. Un lugar muerto y yermo en el que a veces las rocas se comportan como si estuvieran vivas.

De todos los espectáculos que ofrece, quizá el más extraño sea el de las “piedras deslizantes o rodantes”, un fenómeno que durante años ha intrigado a científicos y visitantes. Se produce también en otros lugares del planeta, incluso se pudo observar en España en el año 2013 en la Laguna efímera de Altillo Chica, en Lillo (Toledo), aunque no de una manera tan espectacular.

En la Playa Racetrack, dentro del Valle de la Muerte, las piedras parecen tener vida. Nadie las ha visto moverse jamás, pero se mueven. Testigo de ello son los surcos que se pueden observar grabados en el suelo, como estelas detrás de las rocas, que dan testimonio de que se han arrastrado. Pero nadie las ha arrastrado.

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Durante años se elaboraron diferentes teorías para explicar el fenómeno, algunas de lo más fantástico e imaginativo incluían la presencia de extraterrestres. Actualmente se acepta que las piedras “se mueven” cuando se producen unas especiales condiciones de lluvia y viento. Basta con que se acumulen apenas 3 centímetros de agua para que el suelo se transforme en un barro muy deslizante y la piedra sea capaz de moverse sobre él empujada por el viento a la vez que dibuja ese rastro que se torna tan inquietante cuando el barro se seca.

Caliente, seco, temperaturas extremas, fuertes vientos, el Valle de la Muerte es, por otro lado, lo más parecido al planeta Marte que tenemos en la Tierra. Por eso los científicos de la NASA utilizan tanto el Valle como el desierto de Mojave, para probar instrumentos con destino al planeta rojo e, incluso, como campo de entrenamiento para futuros astronautas. De hecho, Marte se parece tanto al Valle de la Muerte que también allí han aparecido piedras que se deslizan misteriosamente.


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Marzo, Marte y los equinoccios

Es el tercer mes del calendario, aunque fue el primero en los tiempos del calendario romano original. Ellos, los romanos, dedicaron este mes ni más ni a menos que al dios Marte (Martius). De ahí su nombre.

Es un mes de cambios. En marzo tiene lugar uno de los dos equinoccios anuales. El equinoccio dura un instante, es el momento en que el sol está totalmente vertical al ecuador y los dos polos, por tanto, están a la misma distancia de nuestra estrella. Según el hemisferio en que nos encontremos el equinoccio será el de primavera o el de otoño. En el Hemisferio Norte supone el cambio de estación a la primavera y en el Hemisferio Sur hacia el otoño.

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En el Polo Norte el equinoccio trae el fin de la larga noche invernal de 6 meses y comienza el largo día de 6 meses. En el Polo Sur es al revés.

El nombre “equinoccio” viene del latín aequinoctium que significa “noche igual” porque se supone que, cuando ocurren, el día y la noche tienen igual duración.

El primer equinoccio de 2016 se producirá exactamente el día 20 de marzo a las 4:30 h. (Hora Universal UTC). El segundo equinoccio será el día 22 de septiembre a las 14:21 h. UTC.

Algunas culturas antiguas supieron jugar con la luz del sol durante los equinoccios. Los mayas construyeron la pirámide de Kukulkán, en Chichen Itzá, Yucatán, de manera que al atardecer de los dos equinoccios anuales, las sombras que origina el sol en la escalinata NNE dan forma a una serpiente que parece bajar los escalones. Antes de que el sol se ponga, los últimos rayos de luz iluminan una cabeza de serpiente tallada en la base de la pirámide. Cada año cientos de personas acuden a Chichen Itzá para contemplar el espectáculo y ver como Kukulkán, el dios serpiente de los mayas, se desliza por el templo construido en su honor.

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Equinoccios aparte, marzo también tiene sus celebraciones. El 19 de Marzo se celebra en numerosos países el Día del Padre, en honor al padre putativo de Jesús, san José, y a todos los progenitores masculinos.

Otro 19 de marzo, pero de 1812 se promulgó en España la Constitución de Cádiz más conocida como La Pepa, precisamente por promulgarse el día de san José.

Marzo tiene celebraciones para todos los géneros. El día 8 se celebra el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, desde que lo instauró la ONU oficialmente en 1975. No fue la primera celebración. Ésta tuvo lugar el 19 de marzo de 1911 en Alemania y sirvió para reivindicar los derechos que en ese momento les eran negados a las mujeres, como el derecho al voto y el derecho a ocupar cargos públicos.

Image of Triangle Shirtwaist Factory fire on March 25 - 1911.jpgEl 25 de marzo de 1911 tuvo lugar el incendio más trágico que ha vivido la ciudad de Nueva York. Se produjo en la fábrica de confección de camisas Triangle ShirtWaist Co.. y murieron 146 personas, de las cuales 123 eran trabajadoras de la fábrica. Las fallecidas eran sobre todo mujeres inmigrantes que habían llegado de Europa y eran muy jóvenes, la mayoría estaban en la veintena o apenas eran adolescentes. La magnitud de la tragedia hizo que se cambiara la legislación en materia de seguridad y salud laboral e influyó en las posteriores celebraciones del día de la Mujer.

Marzo parece ser un mes de grandes cambios, tanto en el cielo como en la tierra. Unos dos milenios antes del incendio de Nueva York, otra tragedia conmovía al gran Imperio romano. Sólo hubo muerto, pero su muerte cambió la Historia. Los idus de marzo (el día 15) del año 44.a.C, Cayo Julio César caía literalmente cosido a puñaladas (recibió por lo menos 23) en las escaleras del Teatro Pompeyo.

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No todo son tragedias. En marzo nacieron el poeta romano Ovidio (20 de marzo del 43 a.c.) , el escritor Gabriel García Márquez (6 de marzo de 1927), el cantante Reginald Kenneth Dwight, más conocido como Elton John (25 de marzo de 1947) y el dramaturgo Tennessee Williams, que en realidad se llamaba Thomas Lanier Williams III (26 de marzo de 1911). La ciencia ficción no hubiera sido lo mismo sin el nacimiento, el 26 de marzo de 1931, de Leonard Nimoy.

El 4 de marzo de 1861 era investido presidente de los Estados Unidos uno de los hombres más carismáticos y que más influyeron en la historia americana, Abraham Lincoln.

Seis años después, el 30 de marzo de 1867 los Estados Unidos se hicieron un poco más grandes con la adquisición de la última frontera, Alaska, que se convirtió en el estado número 49. La compraron a sus vecinos soviéticos por 7’2 millones de dólares.

En un ámbito más local y mucho antes, el 26 de marzo del año 717, fue un día de fiesta en el único territorio de la península ibérica que no estaba bajo dominio árabe: 519 nobles proclamaron a don Pelayo, primer rey de Asturias y, por ende, jefe de la recién inaugurada Reconquista.

Unos cuantos siglos después y a mucha más altura que las montañas de Covadonga, el 18 de marzo de 1965 el soviético Alexei Leonov daba el primer paseo espacial y casi fue el último para él por las dificultades que tuvo que superar en esta misión.

Ya que estamos en el espacio, si de lo que se trata es de ir a Marte, nada más adecuado que hacerlo durante el mes dedicado al dios que también da nombre al planeta rojo.

El próximo 14 de marzo comenzará la nueva era de la exploración europea de Marte con el lanzamiento de la Misión Exomars2016 desde el cosmódromo de Kaikonur en Kazajistán. Es una misión de la Agencia Espacial Europea con la Agencia Espacial Federal Rusa. El objetivo es buscar evidencias de vida en Marte.


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Febrero
El mes más corto

Para saber por qué el segundo mes del año es el más corto tenemos que remontarnos al Calendario Romano el cual, según cuenta la tradición, data de los tiempos de Rómulo y los orígenes de la ciudad.

Los romanos contaban el tiempo partiendo de la fundación de Roma, esto es “ab urbe condita” (a.u.c.). Por eso escribían los años acompañados de esta abreviatura, a semejanza de lo que nosotros hacemos con A.C. (antes de Cristo).

Febrero

En su origen el calendario romano tenía diez meses. Empezaba en marzo, en latín Martius, que era el mes dedicado a Marte, el dios de la guerra.

Le seguía Aprilis, que se supone en honor de Venus y la “apertura” de la vida en primavera. Los siguientes, Maius y Iunius, se llamaron así en honor a las diosas Maia y Juno, respectivamente.

Como los romanos eran gente muy práctica nombraron al resto de los meses según su orden en el calendario. Es decir, el quinto mes se llamó Quintilis (Julio), el sexto Sextilis (agosto) y así sucesivamente Septembris, Octobris, Novembris y Decembris.

Enseguida los romanos ajustaron el calendario al sol y añadieron dos meses más. El primero fue Ianuarius, que se consagró a Jano, dios de las puertas. El segundo se llamó Februarius y era el mes de las Februa el Festival romano de la limpieza y purificación y por tanto del dios Februus, Plutón Purificador.

Febrero era el último mes del año, el que hundía el año en los abismos del tiempo, más o menos como Plutón con las almas de los muertos.

Los meses tenían 29 ó 31 días, un número impar porque los romanos consideraban que los pares daban mala suerte. Excepto febrero, que se quedó con 28 días para “cuadrar” el año. Cada dos años Febrero tenía sólo 23 días porque en esa fecha se añadía otro mes de 22 ó 23 días para ajustar el año (mes “intercalar” o “Mercedonius”).

Aun así el desfase fue aumentando hasta que en tiempos de Julio César la diferencia entre el año civil y el astronómico llegó a ser de tres meses. Se hizo necesaria una reforma y Julio César se la encargó al astrónomo y filósofo alejandrino Sosígenes, quien calculó que la Tierra tardaba 365 días y 6 horas en completar una vuelta al sol. Una precisión asombrosa si tenemos en cuenta que los cálculos se hicieron hace dos mil años y que el error fue de menos de un segundo por día.

El calendario se ajustó al ciclo solar y para corregir ese desfase anual de un cuarto de día se decidió añadir cada cuatro un día más a Febrero. Así nacieron los años bisiestos, cuyo nombre deriva del que se dió al que se añadía, llamado “bis sextus” porque se colocaba entre los días 23 y 24 de febrero y este último era el “Sextus Kalendas martii”, es decir el día añadido era “el día antes del sexto antes de las calendas (o primer día) de marzo”

El calendario de Sosígenes pasó a la historia como “Calendario Juliano” y se puso en práctica en el año 46 a.C. que fue el año más largo de la historia ya que para realizar los ajustes necesarios tuvo 445 días. Ese año se conoció como “año de la confusión”. Es fácil imaginarse por qué.

Más o menos por la misma época, y por iniciativa de Marco Antonio, el mes Quintilis pasó a llamarse Iulius en honor del César, ya que era el mes en que había nacido el gran Julio. Y para darle más importancia se le añadió un día, con lo que pasó a tener 31.

La misma historia se repitió con el siguiente emperador, César Augusto, en cuyo honor se renombró el mes Sextilis como Augustus. Como no podía tener menos categoría que su antecesor Octavio Augusto también añadió un día a su mes. Razón por la cual actualmente agosto tiene 31 días.

Febrero 28 y 29

¿Y estos días que ganaron los meses de Julio y Agosto de dónde salieron? De Febrero, el mes más sufrido y toqueteado del calendario, que tras la reforma en lugar de tener 30 ó 31 como sus compañeros, se quedó con 28 (29 los años bisiestos, como sucede en 2016).

El calendario estuvo en vigor hasta que se adoptó el Calendario Gregoriano en 1582 con el objetivo ajustar las fiestas religiosas al calendario astronómico.