Agosto
Con los ojos en el cielo

Agosto debe su nombre al emperador romano Octavio Augusto (Augustus), que quiso que uno de los meses del calendario llevara su nombre para no ser menos que Julio César, en cuyo honor se había renombrado el mes de Julio.

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Por aquel entonces el mes de agosto se llamaba Sextilis ya que en el primitivo calendario romano ocupaba el sexto lugar. Octavio lo eligió para perpetuar su memoria porque era el mes en que había derrotado a Marco Antonio y Cleopatra. Sextilis tenía 29 días pero el emperador no podía consentir que fuera menos que Julio así que dispuso que se “quitaran” días de otros meses para añadirlos al suyo. Y agosto pasó a tener 31 días.

El mes de agosto es el más caluroso del año en el Hemisferio Norte, lo que está en el origen de varios vocablos, como “agostar” (marchitarse las plantas por exceso de calor), “agostador” (sinónimo de abrasador) o “agostado” (marchito, seco).

Agosto es el mes de la lluvia de estrellas más famosa: las Perseidas, conocida también como Lágrimas de San Lorenzo porque su máximo coincide con la festividad del santo, el 10 de agosto y porque en la Edad Media la visión de las Perseidas en el cielo se asoció con las lágrimas que derramó San Lorenzo al ser quemado en la parrilla.

Las Perseidas se anuncian este año como las más brillantes de los últimos años debido a que el planeta Júpiter ha desviado hacia la Tierra una parte de las partículas del cometa que las produce, el cometa 109P/Swift-Tuttle. Se espera que alcancen la tierra 150-160 meteoros/hora.

Las Perseidas estarán visibles hasta el 24 de agosto pero las mejores noches para observarlas serán las del 11 y el 12 de agosto.

Las Delta Acuáridas no son tan famosas pero también se pueden observar en agosto. Empezaron a caer a finales de julio y se las podrá observar hasta el 23 de agosto.

El día 18 podremos ver la Luna llena de agosto, que es una de las mejores del año para los observadores porque el verano suele traer cielos despejados en la mayor parte de España.

Agosto es un mes muy interesante desde el punto de vista astronómico. El día 23 se producirá una conjunción de Marte con la estrella Antares y podrá verse muy cerca a Saturno a punto de entrar en conjunción, a su vez, con Marte. Y el día 27 tendrá lugar la conjunción de Venus y Júpiter. Los dos planetas se van a superponer y podrá verse un objeto muy brillante después de anochecer.

El mes terminará con otra lluvia de meteoros: Alfa-Aurígidas,que tendrán actividad desde el 28 al 5 de septiembre.

Más abajo, en la Tierra, tenemos también algunas efemérides importantes en agosto. Algunas conmemoran hechos terribles. El día 6 de agosto de 1945 ha pasado a la historia como uno de los peores y más triste: ese día Estados Unidos soltó la primera bomba atómica sobre Hiroshima. Unos días después, el día 9, se lanzó la segunda bomba atómica en Nagasaki.

Vista panorámica del monumento que marca el hipocentro de la explosión atómica de Nagasaki.

Tras los horrores de la Segunda Guerra Mundial tampoco aprendimos a vivir en paz. Cuarenta y cinco años después de Hiroshima, el 2 de agosto de 1990, Irak invadió Kuwait y empezó la Guerra del Golfo.

Agosto ha visto muchas batallas y célebres derrotas, como la del ejército romano a manos de Aníbal Barca el 2 de agosto del 216 a.C.

Uno de los romanos más famosos, Julio César, sentenció otro 2 de agosto (de 47 a.C.), la célebre máxima “Veni, vidi, vici” (“Vine, vi, vencí”). El emperador romano, Claudio, nació el primer día de agosto del año 10 a.C.

Varios siglos más tarde otro mes de agosto vio partir a Cristóbal Colón rumbo a lo desconocido. Era el 3 de agosto de 1492.

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Rusia se hizo más pequeña el día que vendió Alaska a Estados Unidos, el 1 de agosto de 1867. Dos siglos antes, en agosto de 1693 el fraile Dom Pierre Pérignon inventó la que iba a ser con el tiempo la bebida por excelencia para toda celebración que se precie, el champán. Fue el 1 de agosto de 1867 en la región de Champagna, en Francia.


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Marzo, Marte y los equinoccios

Es el tercer mes del calendario, aunque fue el primero en los tiempos del calendario romano original. Ellos, los romanos, dedicaron este mes ni más ni a menos que al dios Marte (Martius). De ahí su nombre.

Es un mes de cambios. En marzo tiene lugar uno de los dos equinoccios anuales. El equinoccio dura un instante, es el momento en que el sol está totalmente vertical al ecuador y los dos polos, por tanto, están a la misma distancia de nuestra estrella. Según el hemisferio en que nos encontremos el equinoccio será el de primavera o el de otoño. En el Hemisferio Norte supone el cambio de estación a la primavera y en el Hemisferio Sur hacia el otoño.

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En el Polo Norte el equinoccio trae el fin de la larga noche invernal de 6 meses y comienza el largo día de 6 meses. En el Polo Sur es al revés.

El nombre “equinoccio” viene del latín aequinoctium que significa “noche igual” porque se supone que, cuando ocurren, el día y la noche tienen igual duración.

El primer equinoccio de 2016 se producirá exactamente el día 20 de marzo a las 4:30 h. (Hora Universal UTC). El segundo equinoccio será el día 22 de septiembre a las 14:21 h. UTC.

Algunas culturas antiguas supieron jugar con la luz del sol durante los equinoccios. Los mayas construyeron la pirámide de Kukulkán, en Chichen Itzá, Yucatán, de manera que al atardecer de los dos equinoccios anuales, las sombras que origina el sol en la escalinata NNE dan forma a una serpiente que parece bajar los escalones. Antes de que el sol se ponga, los últimos rayos de luz iluminan una cabeza de serpiente tallada en la base de la pirámide. Cada año cientos de personas acuden a Chichen Itzá para contemplar el espectáculo y ver como Kukulkán, el dios serpiente de los mayas, se desliza por el templo construido en su honor.

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Equinoccios aparte, marzo también tiene sus celebraciones. El 19 de Marzo se celebra en numerosos países el Día del Padre, en honor al padre putativo de Jesús, san José, y a todos los progenitores masculinos.

Otro 19 de marzo, pero de 1812 se promulgó en España la Constitución de Cádiz más conocida como La Pepa, precisamente por promulgarse el día de san José.

Marzo tiene celebraciones para todos los géneros. El día 8 se celebra el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, desde que lo instauró la ONU oficialmente en 1975. No fue la primera celebración. Ésta tuvo lugar el 19 de marzo de 1911 en Alemania y sirvió para reivindicar los derechos que en ese momento les eran negados a las mujeres, como el derecho al voto y el derecho a ocupar cargos públicos.

Image of Triangle Shirtwaist Factory fire on March 25 - 1911.jpgEl 25 de marzo de 1911 tuvo lugar el incendio más trágico que ha vivido la ciudad de Nueva York. Se produjo en la fábrica de confección de camisas Triangle ShirtWaist Co.. y murieron 146 personas, de las cuales 123 eran trabajadoras de la fábrica. Las fallecidas eran sobre todo mujeres inmigrantes que habían llegado de Europa y eran muy jóvenes, la mayoría estaban en la veintena o apenas eran adolescentes. La magnitud de la tragedia hizo que se cambiara la legislación en materia de seguridad y salud laboral e influyó en las posteriores celebraciones del día de la Mujer.

Marzo parece ser un mes de grandes cambios, tanto en el cielo como en la tierra. Unos dos milenios antes del incendio de Nueva York, otra tragedia conmovía al gran Imperio romano. Sólo hubo muerto, pero su muerte cambió la Historia. Los idus de marzo (el día 15) del año 44.a.C, Cayo Julio César caía literalmente cosido a puñaladas (recibió por lo menos 23) en las escaleras del Teatro Pompeyo.

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No todo son tragedias. En marzo nacieron el poeta romano Ovidio (20 de marzo del 43 a.c.) , el escritor Gabriel García Márquez (6 de marzo de 1927), el cantante Reginald Kenneth Dwight, más conocido como Elton John (25 de marzo de 1947) y el dramaturgo Tennessee Williams, que en realidad se llamaba Thomas Lanier Williams III (26 de marzo de 1911). La ciencia ficción no hubiera sido lo mismo sin el nacimiento, el 26 de marzo de 1931, de Leonard Nimoy.

El 4 de marzo de 1861 era investido presidente de los Estados Unidos uno de los hombres más carismáticos y que más influyeron en la historia americana, Abraham Lincoln.

Seis años después, el 30 de marzo de 1867 los Estados Unidos se hicieron un poco más grandes con la adquisición de la última frontera, Alaska, que se convirtió en el estado número 49. La compraron a sus vecinos soviéticos por 7’2 millones de dólares.

En un ámbito más local y mucho antes, el 26 de marzo del año 717, fue un día de fiesta en el único territorio de la península ibérica que no estaba bajo dominio árabe: 519 nobles proclamaron a don Pelayo, primer rey de Asturias y, por ende, jefe de la recién inaugurada Reconquista.

Unos cuantos siglos después y a mucha más altura que las montañas de Covadonga, el 18 de marzo de 1965 el soviético Alexei Leonov daba el primer paseo espacial y casi fue el último para él por las dificultades que tuvo que superar en esta misión.

Ya que estamos en el espacio, si de lo que se trata es de ir a Marte, nada más adecuado que hacerlo durante el mes dedicado al dios que también da nombre al planeta rojo.

El próximo 14 de marzo comenzará la nueva era de la exploración europea de Marte con el lanzamiento de la Misión Exomars2016 desde el cosmódromo de Kaikonur en Kazajistán. Es una misión de la Agencia Espacial Europea con la Agencia Espacial Federal Rusa. El objetivo es buscar evidencias de vida en Marte.


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Febrero
El mes más corto

Para saber por qué el segundo mes del año es el más corto tenemos que remontarnos al Calendario Romano el cual, según cuenta la tradición, data de los tiempos de Rómulo y los orígenes de la ciudad.

Los romanos contaban el tiempo partiendo de la fundación de Roma, esto es “ab urbe condita” (a.u.c.). Por eso escribían los años acompañados de esta abreviatura, a semejanza de lo que nosotros hacemos con A.C. (antes de Cristo).

Febrero

En su origen el calendario romano tenía diez meses. Empezaba en marzo, en latín Martius, que era el mes dedicado a Marte, el dios de la guerra.

Le seguía Aprilis, que se supone en honor de Venus y la “apertura” de la vida en primavera. Los siguientes, Maius y Iunius, se llamaron así en honor a las diosas Maia y Juno, respectivamente.

Como los romanos eran gente muy práctica nombraron al resto de los meses según su orden en el calendario. Es decir, el quinto mes se llamó Quintilis (Julio), el sexto Sextilis (agosto) y así sucesivamente Septembris, Octobris, Novembris y Decembris.

Enseguida los romanos ajustaron el calendario al sol y añadieron dos meses más. El primero fue Ianuarius, que se consagró a Jano, dios de las puertas. El segundo se llamó Februarius y era el mes de las Februa el Festival romano de la limpieza y purificación y por tanto del dios Februus, Plutón Purificador.

Febrero era el último mes del año, el que hundía el año en los abismos del tiempo, más o menos como Plutón con las almas de los muertos.

Los meses tenían 29 ó 31 días, un número impar porque los romanos consideraban que los pares daban mala suerte. Excepto febrero, que se quedó con 28 días para “cuadrar” el año. Cada dos años Febrero tenía sólo 23 días porque en esa fecha se añadía otro mes de 22 ó 23 días para ajustar el año (mes “intercalar” o “Mercedonius”).

Aun así el desfase fue aumentando hasta que en tiempos de Julio César la diferencia entre el año civil y el astronómico llegó a ser de tres meses. Se hizo necesaria una reforma y Julio César se la encargó al astrónomo y filósofo alejandrino Sosígenes, quien calculó que la Tierra tardaba 365 días y 6 horas en completar una vuelta al sol. Una precisión asombrosa si tenemos en cuenta que los cálculos se hicieron hace dos mil años y que el error fue de menos de un segundo por día.

El calendario se ajustó al ciclo solar y para corregir ese desfase anual de un cuarto de día se decidió añadir cada cuatro un día más a Febrero. Así nacieron los años bisiestos, cuyo nombre deriva del que se dió al que se añadía, llamado “bis sextus” porque se colocaba entre los días 23 y 24 de febrero y este último era el “Sextus Kalendas martii”, es decir el día añadido era “el día antes del sexto antes de las calendas (o primer día) de marzo”

El calendario de Sosígenes pasó a la historia como “Calendario Juliano” y se puso en práctica en el año 46 a.C. que fue el año más largo de la historia ya que para realizar los ajustes necesarios tuvo 445 días. Ese año se conoció como “año de la confusión”. Es fácil imaginarse por qué.

Más o menos por la misma época, y por iniciativa de Marco Antonio, el mes Quintilis pasó a llamarse Iulius en honor del César, ya que era el mes en que había nacido el gran Julio. Y para darle más importancia se le añadió un día, con lo que pasó a tener 31.

La misma historia se repitió con el siguiente emperador, César Augusto, en cuyo honor se renombró el mes Sextilis como Augustus. Como no podía tener menos categoría que su antecesor Octavio Augusto también añadió un día a su mes. Razón por la cual actualmente agosto tiene 31 días.

Febrero 28 y 29

¿Y estos días que ganaron los meses de Julio y Agosto de dónde salieron? De Febrero, el mes más sufrido y toqueteado del calendario, que tras la reforma en lugar de tener 30 ó 31 como sus compañeros, se quedó con 28 (29 los años bisiestos, como sucede en 2016).

El calendario estuvo en vigor hasta que se adoptó el Calendario Gregoriano en 1582 con el objetivo ajustar las fiestas religiosas al calendario astronómico.