El Apolo 1 y los inicios de la carrera espacial

El 21 de febrero de 1967 estaba destinado a pasar a la historia como el día en que salió al espacio la primera nave del Programa Apolo, el ambicioso proyecto estadounidense cuyo objetivo era poner un hombre en la Luna. Pero, en su lugar el día que pasó a la historia y de la peor manera posible, fue el 27 de enero de ese año.

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Ese día se realizaba un ensayo del lanzamiento de la nave Apolo 1. Pero una serie de desgraciados errores se conjugaron para que los tres astronautas que formaban la tripulación se convirtieran en las primeras víctimas mortales de la carrera espacial.

En el accidente influyeron mucho las prisas. Los soviéticos se habían puesto en cabeza de la carrera espacial al ser los primeros en enviar un hombre al espacio, con el vuelo de Yuri Gagarin el 12 de abril de 1961 y los estadounidenses querían ganar la siguiente batalla: poner un hombre en la Luna.

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De izquierda a derecha, Gus Grissom, Ed White y Roger Chaffee, astronautas del Apolo 1, delante del Complejo de Lanzamiento 34 donde se encuentra su vehículo de lanzamiento, Saturno 1

En este contexto las medidas de seguridad no fueron todo lo exhaustivas que deberían haber sido. En el interior de la cápsula había muchos materiales inflamables, algo de lo que ya habían avisado los astronautas. Y cuando saltó una chispa en el interior el fuego prendió rápidamente. Los astronautas no pudieron salir porque no había manera de abrir la escotilla y los gases tóxicos que originó el incendio, terminaron con su vida.

El accidente del Apolo 1 sirvió para revisar las medidas de seguridad y en las siguientes misiones se introdujeron muchas mejoras.

Carlos González, fue durante muchos años Jefe de Operaciones y subdirector de la Estación de Seguimiento Espacial de la NASA en Robledo de Chavela y ha sido testigo de todas las misiones Apolo desde la primera hasta la última. Con él he aprendido mucho sobre lo que falló en el Apolo 1 y sobre cómo fueron aquellos primeros tiempos de la carrera espacial.

Y sobre los “Mercury Seven”, el primer equipo de astronautas que seleccionó la NASA. No fue fácil reunir el equipo y no porque no hubiera candidatos, sino porque había demasiados y todos muy buenos. Para la selección, los aspirantes tuvieron que superar duras pruebas, como aguantar en una centrifugadora aceleraciones de 17 G, responder a una prueba de conocimiento dentro de una cámara hiperbárica de la que se iba extrayendo el oxígeno, aguantar mientras les echaban agua helada en los oídos y otras pruebas semejantes. Además tenían que ser ingenieros y pilotos de prueba, tener el curso de supervivencia de los SEAL’s de la Marina de los USA y tener al menos 15 000 horas de vuelo, entre otros requisitos.

Carlos González conoce numerosas anécdotas de cómo fueron aquellos tiempos, de los inicios de la carrera espacial, los problemas que hubo que superar, el carácter especial de los astronautas. Y de lo que tuvo que hacer Alan Shepard, el primer estadounidense en volar al espacio, para ser, además, el primer hombre (y hasta el momento el único) en jugar al golf en la Luna. Y además lo cuenta de maravilla. Os dejo el audio.


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Agosto
Con los ojos en el cielo

Agosto debe su nombre al emperador romano Octavio Augusto (Augustus), que quiso que uno de los meses del calendario llevara su nombre para no ser menos que Julio César, en cuyo honor se había renombrado el mes de Julio.

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Por aquel entonces el mes de agosto se llamaba Sextilis ya que en el primitivo calendario romano ocupaba el sexto lugar. Octavio lo eligió para perpetuar su memoria porque era el mes en que había derrotado a Marco Antonio y Cleopatra. Sextilis tenía 29 días pero el emperador no podía consentir que fuera menos que Julio así que dispuso que se “quitaran” días de otros meses para añadirlos al suyo. Y agosto pasó a tener 31 días.

El mes de agosto es el más caluroso del año en el Hemisferio Norte, lo que está en el origen de varios vocablos, como “agostar” (marchitarse las plantas por exceso de calor), “agostador” (sinónimo de abrasador) o “agostado” (marchito, seco).

Agosto es el mes de la lluvia de estrellas más famosa: las Perseidas, conocida también como Lágrimas de San Lorenzo porque su máximo coincide con la festividad del santo, el 10 de agosto y porque en la Edad Media la visión de las Perseidas en el cielo se asoció con las lágrimas que derramó San Lorenzo al ser quemado en la parrilla.

Las Perseidas se anuncian este año como las más brillantes de los últimos años debido a que el planeta Júpiter ha desviado hacia la Tierra una parte de las partículas del cometa que las produce, el cometa 109P/Swift-Tuttle. Se espera que alcancen la tierra 150-160 meteoros/hora.

Las Perseidas estarán visibles hasta el 24 de agosto pero las mejores noches para observarlas serán las del 11 y el 12 de agosto.

Las Delta Acuáridas no son tan famosas pero también se pueden observar en agosto. Empezaron a caer a finales de julio y se las podrá observar hasta el 23 de agosto.

El día 18 podremos ver la Luna llena de agosto, que es una de las mejores del año para los observadores porque el verano suele traer cielos despejados en la mayor parte de España.

Agosto es un mes muy interesante desde el punto de vista astronómico. El día 23 se producirá una conjunción de Marte con la estrella Antares y podrá verse muy cerca a Saturno a punto de entrar en conjunción, a su vez, con Marte. Y el día 27 tendrá lugar la conjunción de Venus y Júpiter. Los dos planetas se van a superponer y podrá verse un objeto muy brillante después de anochecer.

El mes terminará con otra lluvia de meteoros: Alfa-Aurígidas,que tendrán actividad desde el 28 al 5 de septiembre.

Más abajo, en la Tierra, tenemos también algunas efemérides importantes en agosto. Algunas conmemoran hechos terribles. El día 6 de agosto de 1945 ha pasado a la historia como uno de los peores y más triste: ese día Estados Unidos soltó la primera bomba atómica sobre Hiroshima. Unos días después, el día 9, se lanzó la segunda bomba atómica en Nagasaki.

Vista panorámica del monumento que marca el hipocentro de la explosión atómica de Nagasaki.

Tras los horrores de la Segunda Guerra Mundial tampoco aprendimos a vivir en paz. Cuarenta y cinco años después de Hiroshima, el 2 de agosto de 1990, Irak invadió Kuwait y empezó la Guerra del Golfo.

Agosto ha visto muchas batallas y célebres derrotas, como la del ejército romano a manos de Aníbal Barca el 2 de agosto del 216 a.C.

Uno de los romanos más famosos, Julio César, sentenció otro 2 de agosto (de 47 a.C.), la célebre máxima “Veni, vidi, vici” (“Vine, vi, vencí”). El emperador romano, Claudio, nació el primer día de agosto del año 10 a.C.

Varios siglos más tarde otro mes de agosto vio partir a Cristóbal Colón rumbo a lo desconocido. Era el 3 de agosto de 1492.

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Rusia se hizo más pequeña el día que vendió Alaska a Estados Unidos, el 1 de agosto de 1867. Dos siglos antes, en agosto de 1693 el fraile Dom Pierre Pérignon inventó la que iba a ser con el tiempo la bebida por excelencia para toda celebración que se precie, el champán. Fue el 1 de agosto de 1867 en la región de Champagna, en Francia.


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La noche en que la Luna se acercó a mirar la Tierra y se puso colorada

La noche del 27 al 28 de septiembre seremos testigos de un raro y espectacular fenómeno celeste: un eclipse de superluna.

A nearly total lunar eclipse is seen as the full moon is shadowed by the Earth on the arrival of the winter solstice, Tuesday, December 21, 2010 in Arlington, VA. From beginning to end, the eclipse will last about three hours and twenty-eight minutes. Photo Credit: (NASA/Bill Ingalls)

A nearly total lunar eclipse is seen as the full moon is shadowed by the Earth on the arrival of the winter solstice, Tuesday, December 21, 2010 in Arlington, VA. From beginning to end, the eclipse will last about three hours and twenty-eight minutes. Photo Credit: (NASA/Bill Ingalls)

Una oportunidad entre pocas. El último eclipse de superluna tuvo lugar en 1982 y no habrá ningún otro hasta el año 2033.

Este fenómeno ocurre cuando la luna llena coincide con el perigeo de la órbita de la Luna, es decir, cuando la Luna se encuentra más cerca de la Tierra.

La órbita de la Luna en torno a la Tierra no es circular sino elíptica. La distancia media respecto a la Tierra es de 384.600 kilómetros. La distancia máxima de esa elipse se llama apogeo y sitúa la Luna a 405.600 kilómetros. Cuando el satélite recorre la parte más cercana a la Tierra de esa elipse, la Luna se nos acerca a 363.700 km. Esto se llama perigeo. Cuando coincide que la Luna se encuentra en el perigeo (y está por tanto lo más cerca posible de la Tierra) y, a la vez, está en fase de luna llena, se produce lo que conocemos como superluna, ya que podemos verla a mayor tamaño de lo habitual.

La noche del día 27 podremos ver la Luna un 14% más grande.

Será una noche muy especial porque la superluna coincidirá con un eclipse total de Luna, es decir, los tres cuerpos celestes estarán alineados y la Tierra estará situada entre la Luna y el Sol.

Para explicarlo de una manera sencilla, la NASA ha editado el siguiente vídeo:

Y veremos la Luna de color rojo.

La Tierra proyectará un cono de sombra sobre el satélite. La refracción de la luz solar en la atmósfera es lo que produce el singular color rojizo de la Luna, ya que las partículas de polvo dispersan la luz de longitud de onda corta (azul) y dejan pasar la luz de longitud de onda larga (rojo) que se refleja en la Luna.

Perigee_Moon_19_March_2011_Lincoln_Memorial

La superluna roja podrá observarse desde España a simple vista en la madrugada del día 28. El eclipse empezará a las 2:12 h. y la Luna se irá oscureciendo hasta que llegue el eclipse total a las 4:11 h y se vuelva roja. El eclipse total terminará a las 5:23 y la Luna irá saliendo progresivamente de la sombra de la Tierra hasta que a las 7:22 recupere su brillo habitual.

Las recomendaciones para ver bien este evento astronómico son las de siempre para observar el cielo nocturno: alejarse de los núcleos urbanos para evitar la contaminación lumínica, llevar unos prismáticos, a ser posible, y una buena tumbona para disfrutar del espectáculo sin forzar el cuello. Tener a mano una cámara fotográfica. Y cruzar los dedos para que no haya nubes.

 

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