El puente de hierro de Tom Paine

“Those who expect to reap the blessings of freedom must, like men, undergo the fatigue of supporting it.”
 
“Aquellos que esperan la auténtica bendición de la libertad, como hombres, deben afrontar las fatigas de apoyarla”
 
Thomas Paine

 

Desde que escribí la entrada sobre Thomas Paine no cesan de llegarme referencias, a veces de lo más curioso, sobre él, así que me parece necesario escribir de nuevo sobre uno de los hombres más interesantes de su tiempo ( y de los que vinieron después).

Thomas Paine es conocido, sobre todo, por haber escrito “El sentido común” , “Los derechos del hombre” , “La edad de la razón”, “Justicia agraria” y por defender los derechos humanos, la igualdad, el pensamiento abierto, la libertad, la democracia, la abolición de la esclavitud, la justicia para todos, … Se conoce a Thomas Paine por ser el hombre que inspiró la revolución americana. Y porque no tenía pelos en la lengua.

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Fue escritor, político, filósofo, revolucionario. Pero fue sobre todo una mente abierta, inquieta y creativa. Thomas Paine fue un innovador en el campo de las ideas. Y también lo fue en el de los inventos.

En la segunda mitad del siglo XVIII las cosas empezaron a ir muy deprisa para la Humanidad, se iniciaba el tiempo de la tecnología y el mundo se estaba transformando a golpes de vapor. Empezaba toda una era de renovación para la Humanidad.

Nunca antes los cambios habían sido tantos y tan profundos. Todos los ámbitos de la vida humana se vieron afectados radicalmente. Nada volvería a ser igual. Nunca antes se había vivido un momento tan creativo y nunca después se volvería a vivir. Nunca antes el hombre había explorado de una manera tan entusiasta y exhaustiva los límites de todo lo que tenía a su alcance, tanto los límites físicos como los límites del pensamiento y del ingenio. Había llegado el momento de traspasar las últimas fronteras, de conquistar los últimos reductos inexplorados tanto de la Tierra como de la mente humana.

Nunca como en ese momento el hombre fue explorador. Y Tom Paine también lo fue.

Thomas Paine exploró las nuevas posibilidades técnicas, experimentó con inventos tan curiosos como una vela que no echara humo y diseñó un motor de combustión que funcionaba con pólvora. El primer motor de este estilo es obra del astrónomo, físico y matemático Christiaan Huygen. Tom Paine rediseñó esta máquina ofreciendo un diseño alternativo.

Era la época de los primeros puentes de hierro, todo un símbolo de la nueva era y todo un desafío para la mente humana que por fuerza tuvo que fascinar a Paine.

Ironbridge002.JPGAsí que Tom Paine construyó un puente de hierro.

Lo intentó por primera vez en 1785. Ese año quiso construir un puente sobre el río Harlem en Nueva York y al año siguiente otro sobre el Sena en Paris. No pudo ser. Había demasiados problemas en contra, sobre todo la falta de apoyo.

Tom Paine no se rindió y lo siguió intentando. Creó y patentó un diseño de puente de un solo arco y se fijó como objetivo Londres y el Támesis. Pero tenía que demostrar que su diseño era eficaz para conseguir apoyos, lo que se materializó en la construcción del puente de Sunderland (1793-1796) sobre el río Wear. Tom Paine, aunque no era ingeniero, creó un diseño revolucionario de un solo arco de 70,80 metros de luz. Un diseño que hubiera sido imposible construir en piedra. Su amigo Thomas Jefferson, quien había seguido todo el proceso con interés, le felicitó:

“I congratulate you sincerely on the success of your bridge. I was sure of it before from theory: yet one likes to be assured from practice also.”
 
“Te felicito sinceramente por el éxito de tu puente. Estaba seguro de ello cuando era una teoría: pero a uno le gusta tener razón también en la práctica”.

Uno de los más célebres ingenieros de la época, Robert Stephenson, conocido sobre todo por ser el constructor del puente Britannia, también tuvo palabras de elogio para Tom Paine y su puente:

“Su audacia en la ingeniería está al mismo nivel que el fervor de su carrera política; pues él éxito que el resultado ha tenido […] nos lleva, más que a admirarlo, a maravillarnos de una estructura que, en lo relativo a sus proporciones y a la poca cantidad de material empleado […] probablemente no tendrá rival”.

A pesar de los elogios, Tom Paine no consiguió apoyos para construir su puente en Londres y el puente de Sunderland fue desmantelado para reaprovechar los materiales.

No sólo le atrajo el hierro, Tom Paine mostró interés por los campos más variopintos. Dice Marilyn Ferguson en su libro “Aquarius now” (2005) que llegó a escribir un tratado para Napoleón en el que le recomendaba sembrar patatas en Francia.

Lo cierto es que en la época de Paine la patata no gozaba de buena fama ni se utilizaba como ahora. Los españoles habían introducido la planta en Europa dos siglos antes pero no se había incorporado a la alimentación porque se pensaba que era venenosa. Se la consideraba una planta ornamental y era cultivada en tiestos por poderosos y clérigos.

En el caso de Napoléon, aunque no sabemos si fue por influencia de Paine o simple logística suya, sí que sabemos que alimentó a sus tropas a base de patatas durante sus campañas militares.

Sabemos también que en 1801, antes de regresar a Estados Unidos, Bonaparte invitó a Tom Paine a comer para preguntarle su opinión sobre una hipotética invasión de Inglaterra. Como no podía ser de otra manera tratándose de Paine, éste recomendó a Napoleón hacer la paz y no la guerra.

En los últimos años de su vida, Tom Paine compartió el destino de muchas otras mentes brillantes a lo largo de la historia. Como ya hemos contado, había caído en desgracia traicionado por aquellos que en otro tiempo fueron amigos suyos. Los religiosos le odiaron por “La edad de la razón”, otros por su asociación con la Revolución Francesa, los británicos por sus ataques a la Monarquía, muchos americanos por sus ideas contra la esclavitud y los que le habían alabado por ayudar a construir la democracia fueron los mismos que le denigraron después por querer afianzarla

Ni siquiera fue bien recibido en el cementerio. Tras su muerte, a la edad de 72 años, los cuáqueros no permitieron que su cuerpo reposara en el cementerio y fue enterrado en su finca de New Rochelle.

Los amigos fueron casi peores que los enemigos. Como hemos visto, William Cobbett desenterró y robó el cuerpo de Paine, que acabó troceado y dispersado.

Pero su legado sigue vivo.

La Thomas Paine Society, fue fundada en 1993 para “educar al público en la vida, obra e ideales de Thomas Paine […] y continuar con su legado para inspirar a los ciudadanos a llevar a cabo acciones para el cambio difundiendo información sobre la libertad, igualdad, justicia, religión e ideas democráticas”. Tiene su sede en el Castillo Green en Pasadena, California.

En la cultura popular existen numerosas referencias a Tom Paine. El cantante folk británico Graham Moore, le dedicó la canción “Los huesos de Tom Paine” y otro cantante folk británico, Steve Tilston, le dedicó otra: “Here’s to Tom Paine” (“Ésta es por Tom Paine”). Aparece, incluso, como personaje en la canción “As I went out one morning” de Bob Dylan.

Para terminar con Tom Paine (de momento), os dejo el vídeo de la canción de Steve Tilston.


Bibliografía:

  • Ferguson, Marilyn. Aquarius Now. York Beach, ME: Weiser Books, 2005.
    [Versión en castellano: El mundo de Acuario hoy. Barcelona: Kairós, 2006].
    https://books.google.es/books?id=RqFBd5uMMkQC
  • Giedion, Sigfried. Space, Time and Architecture: The Growth of a New Tradition. Cambridge, MA: Harvard University Press, 1941.
    [Versión en castellano: Espacio, tiempo y arquitectura. Origen y desarrollo de una nueva tradición. Barcelona: Reverté, 2009].
    https://books.google.es/books?id=xioaDnoK6cEC&pg=PA191

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Thomas Paine y su ajetreada vida tras la muerte

Actualizado 20 enero 2023

 

El filósofo y escritor Bertrand Russell cuenta que Thomas Paine fue considerado en su época “una especie de Satán terrenal, un infiel subversivo, rebelde contra su Dios y contra su rey… Su destino fue siempre ser honrado por los pueblos y odiado por los gobiernos”

Thomas Paine.jpgPolítico, escritor, filósofo, revolucionario … Sus ideas tuvieron enorme influencia tanto en la sociedad de su época como en siglos posteriores. Thomas Paine fue un hombre fiel a sus ideas hasta el final, defendió la libertad, la democracia, el pensamiento libre, se opuso a la esclavitud, a la religión y a la monarquía hereditaria. Y todo con un estilo directo, claro e incluso rudo. No es extraño, por tanto, que se ganara muchos enemigos.

Y no se perdió ninguna de las grandes citas históricas de su época.

Nació en Norfolk, Inglaterra, en 1737, de una familia humilde. Tuvo una juventud aventurera, trabajó como marino, industrial, recaudador de impuestos… y de muchos de estos trabajos le despidieron.

En la Guerra de la Independencia americana

En 1774 marchó a América para participar en la revolución de las colonias contra Gran Bretaña y se implicó tan a fondo que está considerado uno de los padres fundadores de Estados Unidos.

Se empleó a fondo y luchó por la independencia de las colonias de muchas formas: como soldado en el ejército de Washington, como secretario del primer Comité de Relaciones Exteriores de los rebeldes y, sobre todo, con el folleto-ensayo contra el dominio británico “El sentido común”, que publicó de manera anónima el 10 de enero de 1776.

Contrariamente a la costumbre de la época el folleto estaba escrito en un lenguaje sencillo, directo, alejado de los términos filosóficos y del latín habituales. Tuvo una enorme repercusión e influencia e inspiró a los colonos en el camino hacia la independencia. Se llegó a publicar la cifra récord de más de 120.000 ejemplares.

En la Revolución Francesa

Tras la constitución de los Estados Unidos, Thomas Paine regresó a Inglaterra como representante del nuevo gobierno, pero tenía habilidad para enfadar a los poderosos y gusto por estar en el ojo del huracán, así que pronto se granjeó la enemistad de la aristocracia inglesa. Cuando en 1789 tuvo que escapar de Gran Bretaña, decidió viajar a Francia para participar en la Revolución Francesa. De nuevo se entregó a fondo por la causa y en 1792 fue elegido para la Convención Nacional  a pesar de no hablar francés.

Un año antes, en 1791 escribió “Los derechos del hombre”. En este escrito atacaba los gobiernos europeos, la monarquía, la aristocracia, … y se ganó una condena, en ausencia, en Gran Bretaña por frases como éstas:

“la aristocracia se mantiene con la tiranía e injusticia entre familias … es naturalmente inepta para dar leyes a una Nación”

 

“la que llamamos sucesión y derechos hereditarios … es imposible que la sabiduría sea hereditaria; y, por otro lado, no puede ser una sabia invención aquella que, en su práctica, comete el gobierno de una nación a la sabiduría de un idiota”

 

“Los hombres nacen y viven libres, e iguales respecto de sus derechos … La nación es esencialmente la fuente de toda soberanía, y ningún hombre o junta de hombres pueden ejercer alguna autoridad, que no derive expresamente de ella.”

Con su facilidad para hacer enemigos, Thomas Paine se granjeó en Francia uno de los peores, Robespierre, y, como era de esperar, acabó en la cárcel en 1793. Se libró de la guillotina de milagro, gracias al golpe de estado de Termidor y la muerte de Robespierre en 1794. Paine aprovechó su estancia en prisión para escribir “La edad de la razón”, una crítica a la religión y la infalibilidad de la Biblia. No es un texto ateo, sino deísta, es decir, reconoce la existencia de un Dios creador pero aduce que sólo se puede llegar a él mediante la razón.

En 1797 escribió “Justicia agraria”, documento en el que afirma que la tierra en su estado natural pertenece a toda la raza humana pero que la propiedad privada es el mejor modo de cultivarla y un derecho inalienable del propietario, a la vez que aboga por la necesidad de una renta para compensar a los que no tienen propiedades:

“un fondo nacional, del cual se pagará a cada persona, cuando alcance la edad de veintiún años, la suma de quince libras esterlinas, como compensación parcial por la pérdida de su herencia natural causada por la introducción del sistema de propiedad territorial”

Thomas Paine nunca quiso cobrar derechos por sus panfletos y durante su vida pasó serios apuros económicos. En 1802 regresó a Estados Unidos, donde muchos le ignoraron y le dieron la espalda. Falleció en Nueva York el 8 de junio de 1809.

Y sus aventuras continuaron

Si la vida de Thomas Paine había sido de todos menos tranquila, tampoco la muerte le trajo la paz.

Para empezar el Quaker Cemetery de Nueva York se negó a enterrarle y fue inhumado en su granja de New Rochelle. Ya había caído en desgracia y al entierro asistieron solamente seis personas. La propiedad había sido un regalo que le hizo en 1784 el Estado de Nueva York en reconocimiento a los servicios prestados en la causa de la independencia.

El diario New York Post le dedicó tras su muerte unas palabras bastante injustas:

“Paine ha vivido mucho tiempo. Hizo algunas cosas bien y mucho daño, que el tiempo juzgará”

Unos años después de su muerte, en 1817, el periodista inglés William Cobbett (que escribía con el seudónimo ‘Peter Porcupine’, Pedro el Puercoespín) decidió que sus restos merecían mejor suerte y esa decisión hizo que los restos corrieran la peor de las suertes.

Cobbett se había convertido en el admirador y defensor más enfervorecido de Paine y concibió el proyecto de enterrar a su héroe en un mausoleo o monumento apropiado. Con tal fin desenterró y robó el cuerpo de Paine y se lo llevó a Gran Bretaña donde pensaba que le rendirían mejor trato que los ingratos americanos que no habían sabido agradecer todo lo que hizo por ellos.

En Inglaterra Cobbett preparó una exhibición del cuerpo de Paine y una suscripción pública con el fin de conseguir dinero para construirle un mausoleo. Pero había calculado muy mal la devoción de los ingleses. No tuvo ningún éxito y no consiguió ni el dinero ni el reconocimiento a Paine. Un poco a la desesperada, acudió a otros métodos menos éticos como vender algunos de los cabellos de Paine. Ni por esas.

Statue of Thomas Paine, Thetford, Norfolk.jpg

La situación fue adquiriendo tonos ridículos y llegó a inspirar canciones infantiles satíricas y hasta unos versos de Lord Byron:

“In digging up your bones, Tom Paine
Will Cobbett has done well;
You visit him on earth again
He’ll visit you in hell.”

 

“En desenterrar tus huesos, Tom Paine
Will Cobbett ha hecho bien;
Tú le visitas a él en la Tierra de nuevo
Él te visitará en el infierno”

Cuando por fin Cobbett se dio por vencido y asumió que nadie tenía interés en Thomas Paine, lo único que se le ocurrió fue guardar los restos bajo su cama. Y allí estuvieron hasta que Cobbett murió en 1839 y el legado pasó a sus descendientes. Después se pierde la pista de los restos, aunque de vez en cuando, a lo largo de los años, aparecía en los mercados algún resto, por lo que se sospecha que Cobbett los vendió como reliquias. Incluso se dice que fue más allá y vendió huesos a los fabricantes de medicinas (eran los tiempos en que todavía se pensaba que el polvo de huesos e incluso el de momias tenía propiedades medicinales)

La cruel ironía de la historia es que Thomas Paine compartió el destino de muchos de esos santos y costumbres clericales en las que nunca creyó, su cuerpo fue troceado, dispersado y algunos restos convertidos en reliquias.

De vez en cuando aparecía alguien que decía poseer un trozo de su cuerpo.

El 14 de octubre 1905 se levantó un monumento a Thomas Paine en la que había sido su granja en New Rochelle. The New York Times de esa fecha se hace eco de los festejos que se celebraron ese día en memoria de Paine, desfile y salvas de honor incluidos, una por cada uno de los 13 estados originales.

Bajo el monumento se enterró una caja verde que contenía una parte del cráneo de Paine. Fue aportado por el Dr. Moncure D. Conway (miembro de la Academia Estadounidense de las Artes y las Letras) que se lo había comprado en Londres a B. Tilley, un sastre admirador de Paine.

Con el tiempo, la “inquina” a Paine se fue diluyendo y, aunque tarde, llegaron reconocimientos. En el año 2002, la BBC realizó una encuesta en todo el Reino Unido para elaborar una lista con las cien personas que los británicos consideraban más importantes de todos los tiempos. Thomas Paine apareció en el puesto número 34.

The New York Post, el mismo diario que en 1809 había dedicado aquellas palabras tan duras a Paine tras su muerte, se hacía eco el 6 de julio de 2014 de la petición popular de cambiar el nombre de la calle Barrow Street en West Village en honor a Thomas Paine. El diario afirmaba que realizar este homenaje era de sentido común.

Thomas Paine Cottage

En Manhattan existe actualmente el Thomas Paine Park y su antigua casa en New Rochelle se ha transformado en un Museo. Allí está el monumento que marca el sitio en el que fue enterrado originalmente y donde aún estaría si no fuera por el exceso de devoción de Cobbett.


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Cuervos
Los guardianes de la Torre

Cuenta la leyenda que si los cuervos de la Torre de Londres abandonaran la fortaleza, la Torre Blanca, caería y también la Monarquía británica. Es conocido, sobre todo por la Historia, que los británicos nunca se han andado con tonterías ni les han dolido prendas para tomar decisiones drásticas, máxime si la Monarquía anda por medio, así que para evitar el peligro cortan las plumas remeras a los cuervos de la Torre de Londres. Por si acaso.

Raven on Tower Green

Mutilación aparte, los cuervos viven a cuerpo de rey. Desde los tiempos de Carlos II, en el s. XVII, están protegidos por decretos reales que dictan sus cuidados y mantenimiento. Son atendidos con todo el esmero por el Raven Master, “Maestro de los cuervos” y nadie más se les puede acercar. En el siglo XVIII su dieta consistía en lo mejorcito del momento, carne y una jarra de cerveza. Hoy en día su dieta es más equilibrada y consiste en 170 g. de carne cruda al día y galletas de ave empapadas en sangre. Y de vez en cuando una rata.

Cuando se produjo la epidemia de gripe aviar en el año 2006, se construyeron unas pajareras especiales y los pájaros fueron encerrados por primera vez en su historia para evitar un posible contagio.

Raven Master

Los cánones dictan que los cuervos guardianes de la Torre deben ser seis y uno de repuesto. Actualmente hay nueve, que más vale que sobre que no que falte. Sus nombres son: Porsha, Erin, Merlina, Munin, Hugine, Rocky, Gripp, Jubilee y Bran (suponemos que en honor a Bran, el Rey Cuervo, cuya cabeza se supone enterrada en la Torre de Londres).

Con o sin plumas remeras, de vez en cuando se produce alguna “fuga”. El Cuervo Grog desapareció tras ser visto por última vez en un pub del East End y al cuervo George tuvieron que “despedirle” porque se comía las antenas de televisión. Recientemente el cuervo Munin se escapó y fue encontrado cinco días más tarde en Greenwich. Pero no hay problema, la Monarquía está a salvo mientras no se “fuguen”  todos a la vez.

Los cuervos de la Torre de Londres son una excepción en la relación entre humanos y córvidos. El cuervo aparece en leyendas de prácticamente todas las culturas y tiempos, y casi siempre identificado con fuerzas maléficas y de mal augurio. Quizá, por un intento del ser humano de no reconocer que otra especie pueda ser inteligente.

Y lo cierto es que estos animales son una de las especies más inteligentes del planeta.

Son muy hábiles en la resolución de problemas, tienen intuición, son capaces de aprender y enseñar lo aprendido a otros cuervos, pueden reconocer diferentes voces de otras especies, también las humanas y de reconocer individuos sin problemas. Y hasta saben contar.

Son muy juguetones, les gusta divertirse e inventan juegos para ello. En internet se pueden encontrar numerosos ejemplos, no hay más que asomarse por YouTube, donde podemos ver, videos de cuervos practicando actividades tan curiosas como “snowboard” sobre la nieve de los tejados. En la Torre de Londres cuentan que tuvieron un cuervo que se tumbaba sobre su espalda y jugaba a hacerse el muerto.

Son tan inteligentes que saben cómo “aprovecharse” de otras especies para que trabajen para ellos. Cuando encuentran carroña suelen atraer con sus graznidos (llamar) a animales más grandes que ellos, como los lobos, para que “empiecen” la carne, desgarrándola y haciéndoles a ellos más fácil el posterior atracón.

Los cuervos se adaptan rápidamente a cualquier cambio en el entorno, lo que les ha permitido convivir con nosotros en las ciudades e incluso encontrar en ellas grandes oportunidades.

Un estudio realizado por el investigador Nicola Clayton, de la Universidad de Cambridge, probó que los cuervos tienen una capacidad de resolución de problemas y una inteligencia y patrones de comportamiento similar a los niños de hasta 8 años. El experimento consistía en reproducir el problema planteado por la fábula de Esopo, “la jarra y el cuervo”. La fábula cuenta la historia de un cuervo muerto de sed que encuentra una jarra con agua pero con el nivel tan bajo que no puede beber. Para resolver el problema, el cuervo deja caer piedras dentro de la jarra hasta que consigue subir el nivel del agua y beber. En el experimento de Nicola Clayton los animales podían elegir entre objetos de diferente peso, piedras y trozos de espuma de poliestireno. Los cuervos averiguaron sin problemas qué era lo que tenían que echar en el agua y fueron capaces de resolverlo de la misma manera que el protagonista del cuento.

Otro estudio, recientemente publicado en Nature Communications corrobora que los cuervos poseen una Teoría de la Mente básica y son capaces de pensar de forma abstracta y cambiar su comportamiento según lo que perciben.

Joshua Klein, hacker y escritor, ha estudiado durante años a los cuervos y para demostrar su inteligencia ha construido una “Máquina expendedora de cacahuetes para cuervos”. Los cuervos aprendieron a buscar monedas en el suelo, introducirlas en la máquina y esperar a que salieran los cacahuetes.

Joshua Klein participó en TED 2008 con una charla en la que relataba su experiencia y todo lo que había aprendido sobre los cuervos. Y hace una propuesta interesante ¿se puede entrenar a los cuervos para que trabajen para nosotros, por ejemplo, recogiendo basura?

Merece la pena ver la charla para darnos cuenta de hasta qué punto los cuervos son una de las especies más inteligentes y fascinantes de la Tierra, homo sapiens incluido.


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