Algo azul en el planeta rojo

Ya se sabía que hubo agua en el pasado de Marte y que casi la mitad del hemisferio norte del planeta estuvo ocupada por un primitivo océano de más de 1,6 km. Y se conocía la existencia de agua congelada en varios cráteres del planeta.

Llevamos ya cincuenta años observando el planeta rojo desde que en 1965 la Mariner 4 nos envió las primeras fotos de Marte y, hace casi treinta, la Viking 1 aterrizara en su superficie.

Foto de Marte tomada por el Mariner 4 Cortesía NASA/JPL-Caltech

Foto de Marte tomada por el Mariner 4
Cortesía NASA/JPL-Caltech

Curiosity, nuestro más joven corresponsal en Marte, lleva ya tres años viajando por el planeta y contándonos todo lo que ve.

Lo que no sabíamos hasta ahora es que Marte tiene su propio ciclo de agua y que “bajo determinadas circunstancias” existe agua líquida en Marte, tanta que es capaz de fluir dejando huellas de su paso.

El hallazgo ha sido realizado por la sonda Mars Reconnaissance Orbiter (MRO). Gracias a ella, los investigadores pudieron observar, en diferentes lugares del planeta, surcos que cambiaban de unas imágenes a otras cuando las temperaturas subían por encima de -23ºC. Gracias al espectrómetro de la sonda se detectaron sales hidratadas en estos surcos y se pudo concluir que en ciertas estaciones existe agua líquida capaz de fluir por la superficie de Marte. Éstas son algunas de las fotografías reveladoras (pulsar para ver a tamaño completo):

Cortesía NASA/JPL-Caltech

Cortesía NASA/JPL-Caltech

Cortesía NASA/JPL-Caltech

Cortesía NASA/JPL-Caltech

¿Y en qué nos cambia la vida que haya agua en Marte? Quizá a nosotros en nada, pero sí a la siguiente generación porque ellos serán testigo de la llegada del hombre a Marte.

Cambia, y mucho, la vida para la actual generación de investigadores ante los que se abre un nuevo y fascinante campo de exploraciones. Cambia la planificación para la supervivencia en Marte, que a partir de ahora tendrá que hacerse teniendo en cuenta las nuevas circunstancias hídricas. Y centra aún más los objetivos de las próximas misiones a Marte, la Mars 2020 de la NASA y ExoMars de la ESA.

El descubrimiento reafirma a Marte como el lugar del sistema solar donde más probabilidades tenemos de encontrar indicios de vida. También indica que tendremos que extremar las precauciones con todo lo que enviemos al planeta, sobre todo lo que aterrice cerca del lugar del hallazgo, para que la primera vida que encontremos allí no sean las posibles bacterias que llevemos de la Tierra, que no sabemos cómo podrían evolucionar aunque sí sabemos que muchas podrían sobrevivir.

Y lo que sí ha cambiado de forma inmediata este descubrimiento es nuestra idea de Marte. Ahora sabemos que el planeta no está tan muerto como parecía y que, de hecho, está lo suficientemente vivo para ser capaz de modificar su propia superficie.

Fuente de las imágenes:

Cuarenta años escuchando el espacio

La ESA (European Space Agency, Agencia Espacial Europea) está de celebración. Se cumplen 40 años del nacimiento de la red ESTRACK (European Space Tracking), el instrumento de la Agencia para “escuchar” lo que ocurre fuera del planeta.

La red ESTRACK se encarga de mantener la comunicación con naves y satélites y de transmitir y recibir todo tipo de datos e información. Realiza el seguimiento completo de una misión, desde la fase de lanzamiento y órbita inicial (LEOP) hasta la retirada de los satélites, pasando por todas las operaciones de rutina intermedias. En total más de 45.000 horas de seguimiento a más de 20 misiones al año. Además de atender las misiones europeas, da soporte también a otras agencias espaciales.

Se inauguró en España, el 19 de marzo de 1975, con la estación de seguimiento de satélites de Villafranca del Castillo en Madrid. Fue la primera estación de la red y actualmente es el Centro Europeo de Astronomía Espacial (ESAC) de la ESA.

Coincide, además, con otro aniversario. Hace diez años, el 28 de septiembre de 2005, se inauguró la Estación de Espacio Profundo de Cebreros, Ávila.

Antena de la Estación de Cebreros, Ávila

Foto: ESA

En cuarenta años, la red ESTRACK ha crecido hasta contar con 10 estaciones distribuidas en 7 países. En España, además de Villafranca y Cebreros, tenemos otra estación situada en Maspalomas (Gran Canaria).

Las estaciones de Villafranca y Maspalomas se utilizan para seguimiento de satélites o lanzamientos cerca de la Tierra (son antenas de 15 metros de diámetro). Las otras estaciones que tienen antenas similares son las de Kourou (Guayana Francesa), Redu (Bélgica), Santa Maria (Portugal), Kiruna (Suecia) y Perth (Australia), aunque el tamaño de éstas varía entre los 5’5 y los 15 metros.

Para escuchar lo que pasa más lejos y más profundo en el espacio, la ESA tiene otras tres estaciones con antenas de 35 metros (DSA – Deep Space Antennas). Una es la de Cebreros y las otras dos están en New Norcia (Australia) y Malargüe (Argentina). Con estas antenas la ESA pudo “escuchar” a Rosetta el año pasado, cuando despertó de su hibernación a 800 millones de kilómetros de la Tierra. Las tres están siendo reformadas para que puedan captar frecuencias de radio más altas, en las misiones BepiColombo y Juice.

Mapa de la red de estaciones de la Agencia Espacial Europea (ESA)

Imagen: ESA

El centro de gestión de la red ESTRACK está en el Centro Europeo de Operaciones Espaciales (ESOC), en Darmstadt, Alemania.

Llega el Hombre a la Luna y Madrid es la primera en enterarse

475px-Apollo_11_insigniaEn este mismo instante (cuando se publica esta entrada), se cumplen 46 años de la llegada del hombre a la Luna.

A las 3:56 (hora española) del 21 de julio de 1969 Neil Armstrong bajó por la escalera del Águila más famosa de todos los tiempos y dio el paso más memorable que un hombre ha dado jamás. El que le convirtió en el primer ser humano en pisar nuestro querido satélite.

Y los niños españoles (y del mundo entero) aprendieron a recitar de memoria en el cole los nombres de Neil Armstrong, Edwin “Buzz” Aldrin y Michael Collins.

Lo que no tuvieron tan presente es el papel protagonista que España tuvo aquella madrugada. Justo cuando el Águila se posaba en la Luna, la Tierra estaba situada frente a ella de manera tal que las comunicaciones de los astronautas con Houston se tenían que realizar desde la Estación de Seguimiento Espacial de Fresnedillas. La señal de los astronautas llegó a Madrid antes que a ningún otro lugar de la Tierra.

Durante toda la misión la estación madrileña estuvo en contacto con la nave Apolo XI ocho horas diarias y fue durante esas horas cuando el astronauta Armstrong pronunció la famosa frase «Houston, aquí Base de la Tranquilidad, el Águila ha aterrizado».

El trabajo de los profesionales españoles dirigidos por Luis Ruiz de Gopegui fue fundamental para el éxito de la misión. El propio Armstrong diría más tarde “Sin las vitales comunicaciones mantenidas entre el Apolo XI y la estación madrileña de Robledo de Chavela, nuestro aterrizaje en la Luna no habría sido posible”. Así recuerda el momento, más de cuarenta años después, Luis Ruiz de Gopegui.

La Estación fue creada expresamente para el Proyecto Apolo como parte de la Red de Vuelos Espaciales Tripulados (Manned Space Flight Network, MSFN). En la red había tres estaciones principales, la de Fresnedillas y otras dos en Goldstone (California) y Honeysuckle Creek, cerca de Canberra (Australia). También formaban parte de la red estaciones móviles montadas en barcos, e incluso en aviones, que volaban a gran altitud para evitar las zonas de sombra. Todo para dar seguimiento y hacer posible las comunicaciones con las naves espaciales.

La llegada a la Luna no fue el único hito vivido en Fresnedillas. La Estación fue testigo de otros muchos momentos históricos y algunos tan duros como el viaje de la expedición Apolo XIII, conocida también por otra frase no menos famosa pronunciada por Jack Swigert (aunque no exactamente de este modo): «Houston, tenemos un problema«

Hoy en día la moderna estación de seguimiento de satélites de Robledo de Chavela ha sustituido a la antigua de Fresnedillas. Su nombre oficial en inglés es Madrid Deep Space Communications Complex, MDSCC (Complejo de Comunicaciones con el Espacio Profundo de Madrid). La exploración continúa y el centro sigue pendiente del espacio exterior con el seguimiento de las sondas enviadas a diferentes puntos del sistema solar. Ha seguido las sondas y «rovers» enviados a Marte, la sonda New Horizons en su viaje a Plutón y, por supuesto, continúa escuchando lo que las sondas Voyager nos dicen sobre el espacio profundo en su viaje más allá del Sistema Solar.

Y de vez en cuando, en la Estación de Robledo de Chavela se viven momentos que recuerdan la emoción de las misiones Apolo. Así describe Lara Sáiz, física  y divulgadora del Centro de Entrenamiento y Visitantes del MDSCC, cómo se vivió en el centro la llegada de Curiosity a Marte.


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